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Aborto y derechos humanos

Se discute en el Parlamento la posibilidad de aprobar una ley de aborto libre. Varios de los promotores han acudido, para su justificación, a los Derechos Humanos.

Para un político cristiano no tiene sustento filosófico sostener que el aborto es un tema de derechos fundamentales. En el caso de la DC bastaría con revisar a los pensadores que inspiraron su fundación. A modo de ejemplo, el francés Jacques Maritain (1882-1973), en conferencias dadas en Chicago en el siglo pasado, dice: “los derechos humanos tienen una intrínseca relación con el bien común. Algunos de entre ellos, como el derecho a la vida, son de tal naturaleza que el bien común sería puesto en peligro si pudiera el cuerpo político restringir en un grado cualquiera la posesión que los hombres tienen de ellos naturalmente” (J. Maritain, El Hombre y el Estado, Ediciones Encuentro, 1983, p. 107). El ocaso de los partidos democratacristianos, en todo el orbe, se debe principalmente al abandono de sus principios inspiradores.

Forma parte irrenunciable de la ética política cristiana defender siempre la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. De esto derivan los derechos fundamentales del hombre y los deberes que tenemos respecto de todas las criaturas, en especial para asegurar el derecho a la vida, desde su concepción hasta su muerte natural.

Para los políticos no cristianos el supuesto “derecho humano a abortar” se explica por su adhesión filosófica a las diferentes manifestaciones del humanismo ateo (marxista, liberal, nihilista, nazi, etcétera). Es a partir de esas cosmovisiones que se valida el exterminio de otros miembros de la familia humana, en el último tiempo, invocando la gaseosa fórmula de los “derechos sexuales y reproductivos”, que proclaman las diferentes teorías de género.

Para que lo anterior no quede en un plano teórico, conviene considerar que la ampliación de la ley de aborto vendrá a empeorar el derecho a vivir que tiene todo ser humano en gestación. Conforme a estadísticas del Ministerio de Salud, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2019 se han practicado en establecimientos públicos y privados 768 abortos. La causal más aplicada ha sido la del embrión o feto que padece una patología congénita adquirida o genética, incompatible con la vida extrauterina independiente (51%). La sigue la causal relativa al riesgo vital de mujer, de modo que la interrupción del embarazo evite un peligro para su vida (33%). La causal de violación asciende a 124 casos (16%).

En este momento de carencia de paz social en nuestra patria, es pertinente recordar las palabras de Teresa de Calcuta, cuando en 1994 le señalaba a la clase dirigente estadounidense: “la amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿cómo podremos decir a otros que no se maten? ¿Cómo persuadir a una mujer de que no se practique un aborto? Como siempre, hay que hacerlo con amor y recordar que amar significa dar hasta que duela”.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio, el martes 17 de agosto de 2021.