Con “topper” y ropa interior
Fernando Rayón | Sección: Mundo Curioso, Sociedad
Suzy Menkes, la editora de moda del International Herald Tribune, escribió hace unos meses un artículo memorable, que reprodujo este periódico, en el que se mostraba indignada por la ropa —la poca ropa— con que algunas mujeres acudían a trabajar. Decía ella que es paradigma de lo ‘progre’ y lo ‘moderno’, que, estaba segura de que “si a algunos hombres, se les ocurría ir de esa guisa al trabajo, con seguridad serían advertidos o expulsados”. Pero que, claro, “algún trasnochado y estúpido feminismo confundía la libertad con la falta de respeto hacia los demás”. Me he acordado de la temida Menkes, al leer las normas sobre etiqueta y vestuario de las carreras de Ascot. Me han enviado el manual que se reparte a los asistentes, y que advierte: “…se consideran inapropiados los hombros desnudos (…) y otros vestidos con tirantes de menos de una pulgada y/o minifaldas…
Las mujeres deben llevar también la tripa cubierta (nada dice de la de los hombres) y es requisito imprescindible llevar ropa interior y sombrero (para los hombres un topper, algo más bajo que el de copa). El manual advierte que “la persona que no cumpla con estas normas, no será admitido, o en su caso expulsado, del recinto”. Ya no habla de los guantes, aunque la reina Isabel II los lleva. Y pensaba en ello porque, ceremonias religiosas o recepciones de los Reyes al margen —y a veces tampoco tan al margen— prácticamente se ha perdido las normas básicas de educación en nuestra sociedad. No sólo en el vestir. Nunca se han escrito tantos libros sobre protocolo, y nunca se ha sido más maleducado. Y no hablo sólo de la Royal Ascot, que al fin y al cabo es una carrera de caballos. Recuerdo que en un pueblo de Andalucía un pastor me describió a un pariente suyo como un gañán. Y era porque salía por la tarde a tomar la fresca a la puerta de su casa en pijama. La educación no depende del dinero. Depende, eso seguro, de la calidad humana de las personas.