La huella de la Araucanía
Loreto Pollak | martes 21 de octubre de 2008 | Sección: Sociedad
Somos la base de todo, que no vuelvan a cerrarse caminos por inconsciencia y desinterés.
Somos la base de todo, que no vuelvan a cerrarse caminos por inconsciencia y desinterés.
Nunca como ahora la soberbia intelectual había sido adoptada como ideología de Estado, al punto de convertirse en el principio infalible del que pende toda la utopía moderna.
Si la gente se interpone en el camino de las ideas, debe ser apartada y, si es necesario, recluida en campos de concentración o asesinada.
Quien escucha la Palabra de Dios y la vive, nota que no le cabe dentro.
Educado en un ateísmo total, encontró la Fe a los veinte años, de un modo sorprendente: entró en una capilla del Barrio Latino y minutos más tarde salió católico.
El poder de Dios se ha manifestado siempre en la debilidad. El Espíritu Santo ha lavado siempre la suciedad, regado lo árido, enderezado lo torcido.
¿Y qué es lo que hace usted por los derechos humanos sin etiquetas, por la Justicia sin más y por el auténtico bien común?
Una verdadera democracia necesita los aportes de la moral y de las convicciones religiosas para seguir siendo sana y fuerte.
La educación termina siendo capacitación de los individuos en “habilidades y competencias” en orden a su utilidad práctica para los requerimientos de la sociedad.
Quería renovar el mundo, atormentado por inquietudes y violencias, mediante «la civilización del amor».