El suicidio en los jóvenes chilenos

Paula Schmidt | Sección: Sociedad

Asociado al avance y desarrollo de un país existen también los costos sociales que paga su sociedad. Algunos complejos e inesperados y, en parte, invisibilizados por un buen desempeño económico, pero latentes en cuanto a cifras que hablan de cómo la presión por alcanzar el éxito genera cansancio, frustración y algo de angustia en la población. Sobre todo, en el segmento más joven, convirtiendo así al suicidio en la segunda causa de muerte a nivel global de personas entre los 15 a los 29 años y, preocupantemente, como la primera causa de defunción de los chilenos entre los 20 a los 39 años. Una situación grave, que nos debe poner en alerta como sociedad y que requiere de estrategias intersectoriales para prevenir antes que lamentar.

Acorde a la Organización Mundial de la Salud, cada año, un promedio de 800 mil personas o logran suicidarse o lo han intentado.  Además, la institución proyecta que hacia 2020 este fenómeno podría afectar a 1 millón y medio de personas y, según cifras de la OCDE, las tasas de suicido en Chile alcanzaron un crecimiento de un 90% entre 1990 y 2011, ubicándolo en el segundo lugar después de Corea. Por lo que cabe preguntarse, ¿qué nos está pasando?

En 1642, el médico y filósofo inglés, sir Thomas Browne, en su obra Religio Medici, fue el primero en acuñar el término “suicidio”, proveniente del latín sui (uno mismo) y caedere (matar). Trescientos años más tarde, el psicólogo norteamericano Edwin Shneidman fundaría la Asociación Norteamericana de Suicidiología. Primera institución científica abocada a investigar las causas que llevan a que una persona crea que la muerte es la única salida a su sufrimiento. Es interesante resaltar que Shneidman fue pionero al aclarar que el individuo que piensa o lleva a cabo el suicidio es porque desea acabar con el dolor psicológico y no con su propia vida. Esto, además de provocador, abre la puerta para que la sociedad comprenda lo que gatilla la autoinmolación y busque soluciones que empaticen con los más vulnerables psicológicamente.

Desgraciadamente no existen recetas o fórmulas exactas que apacigüen un flagelo que afecta en lo más profundo al ser humano. A la vez, la cantidad de mitos y medias verdades en torno a este tema sólo provocan confusión, desconsuelo, indignación y, lo que es peor, sentimientos de culpa de aquellos que experimentan el suicidio de un ser querido. En sí, el suicidio es una realidad terrible y lúgubre. Sin embargo, que un joven siquiera piense en poner término a su vida significa además que, a su corta edad, no consigue proyectarse, no logra verse a sí mismo, se ha desconectado de su entorno y vive sumergido en un presente perpetuo.

Si el suicidio es la primera causa de muerte entre los jóvenes chilenos, algo estamos haciendo mal, muy mal. Es por eso que las investigaciones y esfuerzos de instituciones como la Universidad Católica de Temuco, la Facultad de Medicina de la Universidad Austral o la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios de la UC apuntan en la dirección correcta al ofrecerle a sus estudiantes orientación, apoyo, contención y, a la vez, capacitando a sus profesores para dar aviso si es que alguno de sus alumnos demuestra un comportamiento inusual al acostumbrado. A esto se adhiere la Estrategia Nacional de la Salud 2011-2020 del Minsal, cuyo objetivo es, entre otras cosas, realizar un trabajo coordinado entre ministerios que permita detectar los casos de riesgo, incrementar una cobertura y atención de calidad y llevar a cabo una vigilancia epidemiológica.

El suicido es por donde se corta el hilo más fino de la sociedad y se termina por agrietar su conciencia. Por lo tanto, si queremos prevenir antes de lamentar, debemos tomar conocimiento, hablar en serio sobre el tema y hacernos preguntas duras y complejas para subsanar una realidad inquietante mucho antes de que sea demasiado tarde.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero en  https://ellibero.cl/opinion/paula-schmidt-el-suicidio-en-los-jovenes-chilenos/, el viernes 7 de junio de 2019.