Las consecuencias perversas de la eutanasia

Camilo Cammás B. | Sección: Política, Sociedad, Vida

Nuevamente ha saltado a la palestra el debate legislativo respecto de la eutanasia, habiéndose aprobado recientemente las tres causales ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Las discusiones sobre temas como este y el aborto suelen girar en torno a casos límite ante los cuales nadie podría quedar indiferente, pues son muy sensibles y cargados de dolor. Por eso se debe tener siempre presente que la ley se hace para la generalidad, no para el caso particular.

Sin entrar en la clásica discusión de si resulta ético o no legislar a favor de la eutanasia, basados en la autonomía del paciente y de la libertad para decidir sobre la propia vida, ésta trae aparejados otros efectos que deben tomarse en cuenta para oponerse a su legalización y por eso es necesario atender a los resultados de los pocos países que la han legalizado. Permitir esta práctica bajo el amparo de la ley trae efectos no previstos (o intencionalmente omitidos por sus defensores) los cuales conllevan consecuencias perversas, que pueden afectar a toda la sociedad, incluso a nosotros mismos, aunque no lo deseemos. Asimismo, es también una nueva oportunidad para que algunos inescrupulosos hagan de esto un negocio, como el servicio de “Eutanasia a Domicilio”, existente en Holanda.

A mayor abundamiento, también da pie a la aparición de ideas que actualmente existen como teorías que parecen inverosímiles, pero que perfectamente podrían terminar implementándose en el futuro, cuando se haya movido la línea que traza lo que es aceptable y lo que no. Es el caso, por ejemplo, de la “Euthanasia Coaster”, concepto artístico que cuenta con todas las especificaciones técnicas necesarias, consistente en una montaña rusa de acero diseñada para matar a sus pasajeros mediante hipoxia cerebral, cual parque de diversiones.

La despenalización de la eutanasia traería consigo una decadencia ética progresiva: se presentará como un tratamiento que sólo se puede aplicar en determinadas situaciones clínicas extremas, sometidas a un control estricto de la ley que, al igual que el aborto en tres causales, será restrictiva solamente en el papel, pues, con el transcurso de los años, la reiteración de casos irá flexibilizando este carácter excepcional. Luego, su práctica se generalizará a otros enfermos y la eutanasia irá sustituyendo la medicina.

El cuidado del enfermo terminal y de los ancianos es sumamente complejo y de un alto costo económico y emocional. La eutanasia desincentiva la inversión en cuidados paliativos y en tratamientos para el dolor. El resultado: la eutanasia ganará falazmente la batalla a las curas paliativas porque es más indolora, rápida, estética y económica. Al desatenderse la oferta en dichos tratamientos, éstos serán un lujo sólo para gente con medios adquisitivos.

A mayor abundamiento, se convertirá para el enfermo en un derecho exigible, para los parientes en una salida más cómoda, para algunos médicos en un recurso sencillo que ahorra tiempo y esfuerzos, y para las entidades previsionales de salud será una alternativa sumamente atractiva desde un análisis costo/beneficio.

Con posterioridad a la eutanasia inicialmente “voluntaria” sigue la  eutanasia “no voluntaria”, en la que es el médico quien decide que la vida de determinados pacientes, capaces de decidir, tiene tan poca calidad y un coste tan elevado que no es digna de ser vivida. Es muy fácil expropiar al paciente de su libertad de escoger continuar viviendo. Esto podría, eventualmente, afectarlos a ustedes, estimados lectores.

Si todo lo anterior parece poco creíble, debe observarse nuevamente el modelo de Holanda, donde los enfermos y ancianos huyen masivamente hacia otros países de la Unión Europea para ponerse a salvo de la Eutanasia.

Theo Boer, uno de los principales impulsores de la eutanasia en ese país, hoy arrepentido, ha declarado que quienes se oponían a la eutanasia tenían razón. Siempre debe tenerse en cuenta, al momento de legislar, que debe hacerse pensando en las consecuencias lógicas que provienen de la aplicación general de normas que contravienen el sentido natural de conservación propiamente humanos.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero en https://ellibero.cl/opinion/camilo-cammas-las-consecuencias-perversas-de-la-eutanasia/, el sábado 20 de abril de 2019.