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Sensatez, equilibrio, sentido común… en retirada

En las últimas semanas hemos sido testigos de hechos, declaraciones y peticiones que deben preocuparnos por su falta de equilibrio, de sensatez y de sentido común. Quiero comenzar con el petitorio unificado de la asamblea de mujeres de la Universidad de Chile, contenido en un documento de 17 páginas firmado por 19 grupos. Después de leerlo en su integridad, uno podría concluir que la Universidad de Chile está capturada por acosadores sexuales, acosadores laborales, misóginos, violentistas y discriminadores. Partiendo por los comentarios sobre el modelo universitario y luego con las demandas exigidas, no quedaría otra cosa que pensar que los abusos, acosos y discriminaciones son hechos de ocurrencia generalizada y constante en todas las facultades y carreras. De ser así, en la Universidad se estaría delinquiendo y, por ende, admitiendo.

Dicho lo anterior, es fácil comprender que este petitorio contenga demandas desequilibradas y fuera de toda racionalidad. Por ejemplo, exigen “la revisión de la bibliografía de todos los cursos impartidos para incluir el trabajo realizado por autoras”. En caso de no tener registros de bibliografía escrita por mujeres, “que se explicite en la cátedra el por qué”. Junto con esto, piden “crear un equipo de seguimiento del trabajo a realizar hasta la ejecución efectiva de la revisión bibliográfica en todas las carreras y programas”. O explicitar en la cátedra la conducta de los autores que se estudian en caso de que tengan antecedentes machistas, misóginos o sexistas, a fin de tener una visión crítica sobre el autor y su obra en su contexto.

Solicitan además modificar el perfil de egreso de todas las carreras y programas estudiantiles impartidas por la universidad, asegurando la formación de profesionales e investigadores capacitados en materia de género; revisar integralmente todas las mallas curriculares, de manera que incluyan una perspectiva feminista, no sexista y no binaria. Todo esto mezclado con alusiones a que “el patriarcado, la iglesia y el capitalismo, y en su conjunto el modelo neoliberal, siguen perpetuando la negación y marginación de otras identidades, orientaciones y expresiones sexuales”. Y obviamente, que utilicen el así llamado lenguaje inclusivo. Hablan de “actuaries, denunciade, funcionaries y académiques, psicólogues”, etc. ¿Es la Universidad de Chile un lugar donde la discriminación, el acoso y la misoginia conviven abiertamente y a destajo, como se nos pretende convencer?

Pero no sólo las feministas en toma nos sorprenden. Algunos jueces también han demostrado que nos estamos olvidando de la racionalidad. El primer caso, el de un juez de San Antonio que dejó libre a los delincuentes a quienes se les encontró portando armas pesadas y municiones junto a dinero en efectivo en su auto y fueron liberados porque el magistrado estimó ilegal el procedimiento policial. Peor aún el dictamen del juez que liberó al delincuente confeso de un alunizaje porque consideró que un hecho de esa naturaleza ocurre en el espacio, y el asalto tuvo lugar en Santiago. ¿Sentido común, sensatez?

Y siguiendo con los ejemplos, el Defensor Público declaró a La Tercera que las redadas masivas, como las efectuadas recientemente por Carabineros, “más allá de dar una señal -el tema de la seguridad nos importa a todos- terminan siendo contraproducentes para los efectos de la sensación de temor de la ciudadanía, porque generan una alarma pública”. Pienso que lo que realmente se generó con estas acciones fue todo lo contrario, ¿o sería mejor que los delincuentes siguieran libres? A diferencia de lo que piensa el defensor nacional, creo que lo que genera alarma pública son los asaltos, portonazos y crímenes que ocurren diariamente. Alarma e indignación se generan cuando asesinan a mansalva a una mujer que se dirigía a su trabajo para robarle su celular, no que se hagan redadas y se capturen delincuentes para ponerlos a disposición de la justicia.

Para terminar, el Liceo Amunátegui, secuestrado en toma por un grupo de alumnos, terminó incendiado, producto de la quema de textos escolares y libros de clases, donde se registran las notas. Y ante la declaración del alcalde de Santiago que se clausura el semestre, recién ahí aparecieron los apoderados, pero claro, para reclamar por la medida. ¿Por qué no impidieron a tiempo que ocurriera la toma? Pregunta para reflexionar.

Es imprescindible recuperar la sensatez, el equilibrio y el sentido común. De lo contrario, nuestra convivencia en sociedad será cada día más polarizada y se tornará desagradable, pesada y agria, lo que no conduce a nada positivo y va en contra de lo que la gran mayoría del país desea.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, www.ellibero.cl