Entre el cero y la nada

Enrique Subercaseaux | Sección: Política, Sociedad

Del autor Arthur Koestler tenemos su gran novela “Del Cero al Infinito”, que trata de las purgas de la época estalinista. Su protagonista es un alto jerarca del régimen que, al ser encarcelado, se auto-inculpa con el objeto de salvar la revolución. Con el desarrollo de la obra nos adentramos en la gramática de la dialéctica y del pensamiento. Sus vericuetos y, en último término, la razón de la sinrazón.

Una mayoría silenciosa, en el Chile actual, que piensa estar a años luz de la oscuridad estalinista, debe de pensar lo mismo al constatar día a día la actitud entreguista del actual Gobierno.

Ya no es solo el hecho de hacerse del Estado sin haber ordenado públicamente auditorías en los Ministerios y demás reparticiones públicas, a pesar de conocerse un torrente de irregularidades y latrocinios.

Es el hecho de cambiar el orden de prioridades de los temas que realmente preocupan a la gente.  La calle comenzó mandando desde el primer día. Y, en una ingeniosa movida táctica, la oposición se duplicó: la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio. Ora actúan como socios, ora como rivales por el poder.

Nos preguntamos cuántos y cuáles son los estrategas políticos del actual Gobierno.  Porque no se ven en ninguna parte.

Parece que no nos basta el ejemplo de España donde el Partido Popular se desdibujó hasta el punto de ser expulsado del  gobierno en días recientes. Ello se debió, principalmente, a la estrategia de adoptar las banderas de los rivales de lucha. Aquí, como  allá, el electorado no distingue el original de la copia.  Los resultados, lo afirmamos aquí y ahora,  no serán para nada felices.

Luego, está el tema de la Agenda Feminista.  Es cierto que la misma es complicada. Es cierto que responde a un movimiento mundial de larga gestación.  Pero no es menos cierto que detrás de cada demanda se esconde una “bombita político-ideológica” de incalculables proporciones.

Algunas demandas son razonables. Algunas otras ya están cubiertas por la legislación actual (bien o mal….ya se sabe). Y otras son abiertamente extravagantes.  Quienes se oponen a ellas son acusados de ultraderechistas o de “pinochetistas”.  Sin embargo, en muchas otras latitudes se está dando esta misma lucha cultural y con el mismo grado de oposición: mayorías silenciosas se rebelan contra lo absurdo y lo extravagante a través de algunos pocos líderes de opinión ya curtidos en estas lides.

Para entender el trasfondo, basta examinar la dinámica de las marchas, la formulación de las demandas y la fabricación de nuevos liderazgos-express. La Universidad como laboratorio de líderes políticos.

Siendo una batalla cultural, esta no se puede plantear entre mayorías y minorías.  Además, nuestro liberalismo criollo (de nuevo cuño y “low cost”) abraza con entusiasmo cualquier idea ajena  que pueda darle réditos de algún tipo.  Hipotecando, en forma cada vez más acelerada, la libertad individual que jura defender. Es decir, lentos de entendederas.

Seamos claros. Los temas más gravitantes en la sociedad tienen una evolución muy lenta y gradual.  No son solo autores y filósofos determinados quienes los han puesto en el tapete: es importante el tamiz de la tradición y del tiempo.  Hay algunos otros temas, contados con los dedos de una mano, que emanan de una tradición religiosa que no es posible cambiar por leyes, edictos u ocurrencias de masas movilizadas.

El hecho que ellos se vayan imponiendo progresivamente en una cierta agenda internacional (que excluye gran parte de África y de Asia) no significa mucho: a lo más, muestra quién es más hábil para posicionar sus temas en la opinión pública, la cual, desde luego, es sumamente manipulable.

El Izquierdismo internacional ha sido especialista en esto de la manipulación. Pero es incapaz de exhibir un solo caso de sociedad o país exitoso bajo sus dictados.  Al final, su táctica es ahogar todas las libertades individuales para que el estado pueda convertirse en amo y señor supremo de voluntades.

Para el siglo actual, inventaron el Foro de Sao Paulo, organismo que, utilizando las nuevas tecnologías, disemina de una manera más rápida y eficiente el libreto común.

Y eso es lo que estamos viviendo hoy con la llamada Agenda Feminista.  Evidentemente que produce desazón ver a La Moneda cediendo ante las presiones de la calle, adoptando las banderas de la izquierda, sin reparar que esto está inserto dentro de un plan más amplio de batalla cultural. Ámbito en el cual la derecha ha sido históricamente más débil e ignorante.

Se advirtió en su momento que se iba por mal camino. Ahora se vuelve a advertir.  Leyes y reglamentos hechos a la rápida no son garantía de un buen, y justo, gobierno.  Hay ahora 2 grupos en la oposición que buscan el poder a toda costa.

Como si el ejemplo de España no bastare, tenemos también los de Venezuela y Nicaragua, cuyo epílogo, en ningún caso, será feliz.

Por cierto… la novela de Koestler concluye con un tiro en la nuca del inculpado, mientras recorre un pasadizo oscuro y húmedo