¿En “estado de oración”?

Gonzalo Rojas S. | Sección: Religión, Sociedad

En el párrafo final de su carta a los obispos chilenos, el Papa Francisco   -lo sabemos casi todos-  pidió que la Iglesia en Chile entrara en un “estado de oración.”

Cada uno sabe si ha concretado o no esta petición fundamental del Santo padre, pero todos sabemos que ese espíritu de oración sólo es posible en el contexto de la caridad; que la oración y el rencor, que la oración y la agresividad, no parecen llevarse bien; por eso, a cada uno le cabe preguntarse cuál es el modo en que los tres denunciantes han informado sobre sus entrevistas con el papa Francisco, si esa comunicación se suma o no al “estado de oración”. Y también corresponde interrogarse del mismo modo sobre las declaraciones de los autodenominados “laicos de Osorno”.

Los señores Cruz, Murillo y Hamilton han afirmado que el “el Papa nos pidió formalmente perdón, a nombre propio y a nombre de la Iglesia universal. Reconocemos y agradecemos este gesto y la enorme hospitalidad y generosidad de estos días”. Son palabras amables y filiales. Pero a continuación, otras de distinto talante: “Estos días conocimos un rostro amigable de la Iglesia, totalmente distinto al que conocimos antes”, agregaron. ¿Nunca antes, de verdad, nunca, recibieron ningún trato amistoso? ¿Jamás hubo un sacerdote, un amigo creyente (todos somos la Iglesia) una religiosa, que tuviera con ellos un gesto de amor? Quizás… no, pero cuesta imaginarlo.

Además, los denunciantes resaltaron que pudieron conversar con el pontífice de manera franca: “Abordamos temas difíciles como el abuso sexual, el abuso de poder y sobre todo el encubrimiento de los obispos chilenos. Realidades a las que no nos referimos como pecados, sino como crímenes y corrupción, y que no se agotan en Chile, sino que son una epidemia”. La dureza de estos términos conmueve. ¿Es bueno que se expresen así personas a las que se les ha pedido que estén en “estado de oración”? ¿Ayudan esas expresiones a que todos los católicos recemos por nuestros pastores o provocan desistimiento y desesperanza?

Sorprende también la clara advertencia final: “Esperamos que el Papa transforme en acciones ejemplares y ejemplificadoras sus cariñosas palabras de perdón. De no ser así, todo esto será letra muerta”, subrayaron. Es el mismo modo en que se expresaron los autodenominados Laicos de Osorno quienes afirmaron que la petición de perdón del Papa es “un gesto extraordinario, pero una acción insuficiente” porque “mientras no haya acciones concretas, que sean coherentes con ese arrepentimiento, seguimos en el tenor de las palabras”.

Se pregunta entonces el creyente de a pie, algo perplejo: ¿y si no se toman exactamente las medidas que los denunciantes quieren  -ni siquiera sabemos cuáles son-  el Papa, y los obispos y la iglesia, su iglesia, serán para ellos “letra muerta”?

En todo caso no parece que algunos vayan a esperar pasivamente. “Nosotros como católicos debemos tomar las medidas contra el abuso (…) Tenemos que tomar el toro por las astas y exigir los cambios a corto, mediano y largo, plazo”, nos han comunicado.

¿Son esas palabras fruto del “estado de oración”? Si lo son, ¿qué pretenden concretamente los “laicos de Osorno”, gracias a esa supuesta luz de Dios?