El objetivo: la autoridad episcopal
Gonzalo Rojas S. | Sección: Religión, Sociedad
No nos confundamos. Lo importante durante la visita de Francisco, para ciertos actores públicos, era minar la autoridad papal y episcopal. Sólo les interesaba destruir la dimensión jerárquica de la Iglesia Católica.
Si el tema no hubiesen sido los abusos contra menores, entonces habrían insistido en la supuesta riqueza de la Iglesia y si no hubiese servido esa materia, se habría atacado a la jerarquía acusándola de elitista o discriminadora.
De hecho, en los días previos hubo conocidos eclesiásticos que enfocaron toda su preparación de la visita papal en un objetivo: desacreditar a los obispos chilenos, porque ninguno de ellos -dicen estos gurús de la sociología eclesiástica- está a la altura de lo que se necesita.
¿A la altura? ¿A qué altura?
Al nivel popular. Todo el planteamiento de los autodenominados “laicos de Osorno”, todas las declaraciones de los grupos Oscar Romero, todos los propósitos de los comentaristas religiosos que denigran a los pastores apuntan a lo mismo: buscan que las comunidades locales sean las que determinen quiénes son idóneos para ser los obispos diocesanos. En concreto, el Comité Oscar Romero se propone “establecer la práctica de la consulta al Pueblo de Dios para el nombramiento de obispos y de párrocos.”
Este propósito está fundado en dos vertientes que pueden converger sin problemas.
Por una parte, los católicos liberacionistas, todavía vivitos y coleando, que siguen trasnochadamente convencidos de que cualquier autodenominada comunidad de base es el cuerpo de Cristo y, por otra, los marxistas, que continúan sin descansos su propósito de infiltrar y desvirtuar a la iglesia Católica.
Para ambos, lograr que se instale en el imaginario social la idea y la práctica de que los obispos deben ser producto del sentir popular, es un objetivo primordial.
Eso es lo que está en juego de aquí en adelante: o la mantención de la Iglesia como la quiso Jesucristo, jerárquica y asentada sobre Pedro y los apóstoles, o democrática y dominada por fuerzas espurias.