Kast, de corrido

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Política

Entonces va llegando el momento, y faltan pocos días, y resulta que uno va preguntando y crece el optimismo, porque casi todos, casi todos los que interrogas te dicen simplemente, Kast, pero alguien te dice que no es cierto, que sólo le preguntas a los que ya sabes que van seguir tu tesis y resulta que no es así, que muchas veces preguntas con algo de desconfianza y te llevas la muy buena sorpresa, y preguntas cómo está la cosa en esa casa y te contestan que o todos por José Antonio o bien dividida la cosa, y tú que pensabas que ése era piñerista y que en su familia todos votarían por el empresario, pero  te equivocaste, y te acuerdas del médico cardiólogo que te paró en la escalera de su consulta para decirte que leía tus columnas y le preguntaste por quién votaría y te dijo, Kast, y te trae a la memoria el taxista   –uno entre decenas que has abordado desde julio–   que a la salida del Caupolicán después del diluvio te dijo que sólo le daba confianza Kast y te acuerdas también del cajero del Ekono de Vitacura casi esquina Pío XI, donde compras para tus reuniones, evangélico el hombre, que te dijo Piñera hace meses, y le razonaste y ahora te dice, cada vez que compras, Kast, porque, don Gonzalito, es el único que defiende la familia, y lo mismo te contestó por correo ella, la profesora que no ves hace mucho tiempo, pero que te pedía una entrevista para su hijo, y abordaste a un ex alumno en Portugal con Alameda y te dijo que no todo le gustaba, pero que igual, Kast, y le preguntaste por su padre y te dijo, nos tiene a todos alineados, él fue el que nos convenció, además una secretaria sin que le preguntes nada, te dice que vio el último debate y que no duda, Kast, y te escribe aquel historiador de Concepción y te dice que con Kast podrá haber un partido de verdad y un amigo te pregunta cómo se puede ayudar a José Antonio en Arica, otro desde Puerto Varas se ofrece para ser apoderado general y te asegura que sus padres irán a Santiago a votar por Kast (ya están en Viña, te dice), un tercero desde la Colchagua profunda te manda fotos de campaña y te pide refuerzos conceptuales, conversas con un empresario minero y te reconoce que hay varios piñeristas en su familia, pero que él no se pierde, Kast, escribes correos, decenas, cientos y seguirás haciéndolo por miles en la semana final, y te crece el optimismo porque una alumna llega a un seminario con su pulsera amarilla que dice Kast y otros, gremialistas o solidarios, te confiesan que lo que los une es Kast, ya no paras de sorprenderte y te acuerdas que sólo quedan pocos días. Te determinas, Kast.