La familia amenazada

Mons. Francisco Javier Stegmeier | Sección: Familia, Religión, Sociedad

Hermanas y hermanos en Jesucristo:

El próximo domingo daremos inicio a la Semana de la Familia. La Iglesia con ello recuerda la verdad racional y revelada de la familia fundada en el matrimonio. Es de sentido común la importancia de la familia para las personas, la sociedad y la misma Iglesia. Sin embargo, “ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad” (Papa Francisco).

Aún más, la cultura dominante fomenta una concepción de la persona humana, del matrimonio y de la familia diametralmente opuesta a su verdadera naturaleza. En efecto, detrás de iniciativas supuestamente orientadas a asegurar la igualdad de derechos y evitar la discriminación según la orientación sexual, se esconde la “ideología de género”. Su imposición por parte de organizaciones nacionales e internacionales, públicas y privadas, es llamada por el Papa Francisco “colonización ideológica” de los pueblos.

Esta colonización ideológica, propiciada especialmente por Naciones Unidas y la Unión Europea, se lleva adelante a través de proyectos educativos y legislativos. Chile es un ejemplo de esto con la reforma educacional, la ley del aborto y el envío al parlamento de la ley de matrimonio homosexual. El actual gobierno ha sido el principal instrumento de esta colonización ideológica, destinada a hacer pensar a los chilenos según los esquemas mentales de la Europa descristianizada y atea.

Esta colonización ideológica es gravísima, porque destruye las bases sobre las cuales se construye cualquier vínculo verdaderamente humano entre las personas, comenzando por el matrimonio y la familia, continuando con la escuela y la sociedad.

Nuestra abierta oposición a la mentalidad anticonceptiva, a la legalización del aborto y al “matrimonio igualitario”, a la reforma educacional en su trasfondo ideológico y a toda otra iniciativa contraria a la verdad del hombre es por el bien de la persona humana y de la sociedad. Nuestra defensa del matrimonio entre un hombre y una mujer, fundamento de la familia, es en el respeto hacia personas con tendencia homosexual y evitando con ellas toda discriminación injusta. Pero de ninguna manera se puede equiparar el único matrimonio verdadero con uniones de cualquier otro tipo.

Hemos de tomarle el peso a esta arremetida de la ideología de género y contrarrestarla con la verdad de la persona humana creada por Dios “hombre y mujer” (Gn 1,27). En caso contrario, Chile será nuevamente colonia de las potencias europeas.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por la Conferencia Episcopal de Chile, www.iglesia.cl.