Para discutir a fondo XVI

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política, Sociedad

Comprensión inadecuada de los derechos sociales

§ 43. El Gobierno de la Nueva Mayoría ha buscado dar legitimidad a su intento refundacional aludiendo a la categoría jurídica y política de los derechos sociales. Se trata, ciertamente, de una noción legítima, que apunta a objetivos de política social que tienen gran importancia para la promoción de los sectores menos favorecidos, pero que se ha distorsionado hasta el punto de quedar transformada en un arma para imponer, desde el Estado, una igualdad forzada, ficticia y perjudicial, muy visible en el caso de la educación. Al perder el foco en el gasto estatal, demoler las instituciones públicas de alto rendimiento académico, y tratar de someter a los privados que operan dentro del sistema educacional al régimen propio de la burocracia del Estado, sólo se ha logrado destruir lo que había a cambio de una nivelación hacia abajo muy poco promisoria.

El párrafo tiene una orientación acertada pero no logra entrar en una discusión de fondo sobre el problema de los llamados derechos sociales. No están presentes las coordenadas claves: circunscripción filosófica y jurídica de cada derecho para que no se transforme en un magma inmanejable; sede ante la cual se puede pedir la garantía de un derecho; relación entre los derechos y su financiamiento.

El fracaso de la Nueva Mayoría, no sólo se debe a una permanente improvisación y una desprolija aplicación de sus políticas: se explica principalmente por errores de inspiración, diagnóstico y propuesta. Y entre esos errores se encuentra una mala comprensión de los derechos sociales y de su papel político, que termina por inflar expectativas demagógicamente, sin poder satisfacerlas, favorecer a los grupos de presión, y destruir el potencial de la sociedad para proveer bienes y servicios de la mejor manera posible a todos los ciudadanos.

Bien planteado, aunque se pudo hacer mucho mejor el vínculo entre esa provisión social de bienes y servicios y la efectiva satisfacción de legítimos derechos que esa tarea produce. Era la oportunidad, también para enfatizar que los errores de inspiración   -porque son errores de ideología-   van acompañados de la obstinación típica de las mentalidades ideológicas.

Además, la Nueva Mayoría, al tratar de hacer avanzar así este nuevo elenco de derechos, ha desatendido el resguardo y expansión de derechos humanos como la vida, la propiedad y la integridad personal, que han terminado siendo devaluados y desdibujados durante estos años. Así, no se distingue entre el crecimiento en el número de los derechos y la ampliación de los titulares de los mismos. El problema fundamental en este momento no es seguir proclamando nuevos derechos, sino aumentar el número de las personas que efectivamente gocen de los derechos fundamentales. En efecto, de poco sirve afirmar la libre expresión si las personas son víctimas de una educación de mala calidad, o proclamar el debido proceso si no pueden contar con un abogado mínimamente competente. Se hace necesario adoptar una opción preferencial por los débiles, que focalice el esfuerzo del Estado y lo dirija a crear las condiciones que les permitan el ejercicio real de los derechos más básicos. La provisión de estas condiciones debe dejar un amplio espacio a las enormes energías que están disponibles en la sociedad, y no debe reducirse sólo a la acción estatal.

Interesante y agudo modo de plantear el problema. Nueva oportunidad perdida, eso sí, para poner ejemplos de verdad dramáticos: los atentados contra la  vida del que está por nacer; la indefensión en que se encuentran los habitantes de La Araucanía.