Individualismo, incoherencia y desconfianza

Rodrigo Pablo P. | Sección: Educación, Política, Sociedad, Vida

Las discusiones acerca del proyecto de ley de aborto y del avance de la gratuidad, son muestra de los vicios de la política chilena y ejemplo de las causas del desprestigio de nuestros dirigentes. No me refiero al hecho de dar patente a la aniquilación de personas, ni a la mala distribución de los escasos recursos públicos, sino a que estas discusiones muestran que nuestras autoridades no están preocupadas de razones ni de su coherencia argumental, sino de contentar a su público, sin importar los efectos que ello tenga para el país y su gente.

Por ejemplo, en el aborto, socialistas y democratacristianos defienden el argumento liberal de que la mujer, como dueña de su cuerpo, no tiene por qué mantener a una persona contra su voluntad dentro suyo; “no está obligada a ser heroína”, dicen. Mientras tanto, en otros asuntos llaman a los empresarios a ser más generosos, pagar más impuestos y mejores salarios, además señalan que no puede la economía ser guiada solo por el interés personal y egoísta  ¿Por qué se pide a unos una conducta superior y a otros no? ¿No sería lo mejor pedir a todos un estándar alto? Asimismo, mientras defienden la libertad de la mujer a decidir acerca del aborto, niegan al equipo médico e instituciones de salud la libertad de decidir si participar o no en ellos ¿acaso obligar a alguien a realizar un trabajo contra su voluntad no es esclavitud? Finalmente, ante la eventualidad de que el proyecto de ley sea llevado al Tribunal Constitucional uno de los candidatos presidenciales oficialista, amenazó con disolver dicho Tribunal. Actitud que sorprende en un político que se dice demócrata, ya que esos dichos son propios de una dictadura en la que no se respeta la separación de Poderes del Estado.

En cuanto a la gratuidad, se ha decidido proseguir con ella, mientras a Chile se le recorta su calificación de riesgo por no ser nuestras finanzas tan sólidas como antes. En este sentido, sorprende que tal decisión se haya tomado sin una evaluación social de proyectos que permita conocer si esta inversión es mejor que apoyar el SENAME, la educación escolar o la red hospitalaria. La razón para esto no está clara, pero puede que haya influido el ser más atractivo tener felices a los estudiantes universitarios, que pueden marchar, que a los niños del SENAME, que mueren en silencio. Como sea, parece que eso de la responsabilidad fiscal y la protección de “los sin voz” es solo algo que uno imaginó escuchar.

De esta manera, en ambas discusiones se muestra que no hay coherencia argumental, no hay un modelo de sociedad, ni responsabilidad con el país. Por el contrario, parece que el modus operandi es contentar grupos de presión y que los argumentos se acomodan para ello. Así, lo importante parece no ser ni la libertad, ni la solidaridad, ni la democracia, sino mantenerse en el poder, contentando a quien corresponda. Esto es, finalmente, la derrota del pensamiento crítico y el triunfo del individualismo más salvaje.   

En efecto, es este individualismo el que permite vivir lleno de contradicciones considerando como justo pedir más, mientras me niego a dar; estar a favor de la libertad y obligar al equipo médico a participar de un aborto; pedir que otros paguen más impuestos mientras pido más dadivas públicas, o decirse demócrata y, como los comunistas, defender los regímenes de Maduro, los Castro y los Kim. Asimismo, es este individualismo el que legitima el egoísmo y prácticas indecentes como la usura, dando lugar a lo que Koninck llamó una “sociedad de tiranos”, en la que las personas viven buscando su bien a expensas de lo que sea, dividiéndose entre los tiranos exitosos (quienes tienen poder) y los súbditos o “tiranos frustrados”.

En este contexto, quienes estamos a favor de una sociedad más humana y libre debemos exigir coherencia argumental y razones de bien común en el debate público, ya que la confianza de los chilenos en sus instituciones solo volverá si ven que la Justicia es lo que guía el actuar de sus autoridades.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Dínamo.