Para discutir a fondo IX

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Política, Sociedad

5. Una Sociedad Integradora. Las tareas comunes

Opción preferencial por los débiles

“§ 26. La sociedad no es una simple aglomeración de individuos coordinados por el poder para evitar que se dañen recíprocamente. Supone una serie de tareas comunes, que no se pueden sacar adelante sin la colaboración de todos: la transmisión de la cultura, el cuidado del medio ambiente, la educación, el combate a la criminalidad organizada y a la corrupción, el fomento de la ciencia y la tecnología, como también la protección de la infancia, exigen la presencia de ciudadanos activos, responsables, bien informados y vinculados a diversas comunidades.”

Una correcta enumeración en la que pudo haberse colocado también el combate a la droga, el desarrollo del deporte y las tareas de salud preventiva.

“§ 27. No basta con proclamar una abstracta igualdad ante la ley. Este es un punto de partida importante, pero insuficiente. Es necesario asegurar a todos los habitantes de nuestra tierra el acceso a ciertos bienes que son necesarios para vivir con dignidad. Las grandes desigualdades constituyen un problema político de primera magnitud, porque dan origen a dos Chiles incomunicados, que se miran con desconfianza, donde cada uno ve en el otro un peligro para la propia seguridad. No se trata de propender a fórmulas igualitaristas, sino de establecer un marco de convivencia donde las diferencias sean el resultado del esfuerzo personal y familiar, y no de privilegios.”

¿Dos Chiles incomunicados? La frase es demagógica. ¿Cuáles son en concreto? ¿Dónde están esos dos polos tan abiertamente diferenciados y sin comunicación? Hoy suena bien plantear las cosas así, pero al afirmarlo no se está mirando la realidad de los múltiples contactos que hay entre todos los Chiles posibles, sino asumiendo una mirada curiosamente cercana a la lucha de clases. ¿Habría dicho algo muy diferente el Mapu en 1971?

Gobernar es priorizar, y priorizar exige aplicar criterios. Y uno de los más importantes al momento de elaborar políticas públicas debe ser la opción preferencial por quienes se encuentran en una posición de debilidad, que no son sólo los más pobres, sino también, por ejemplo, las personas con discapacidades o la tercera edad. Focalizar en estas personas los recursos económicos y la atención política es un deber ineludible, que exige, además, generar mecanismos eficientes para identificar y comprender estas vulnerabilidades, y poder actuar a tiempo sobre ellas.”

Bien planteado. Una vez más, eso sí, se olvida a los más débiles de entre los débiles: los que están por nacer. Habría sido conveniente, además, insistir en que muchas de las fuerzas remediales de esas situaciones están en manos de las personas y de sus organizaciones, no sólo de la acción estatal.

Los invisibles

“§ 28. La opción preferencial por los débiles no se limita sólo a los más pobres, pero nos exige no olvidarlos, especialmente en estos tiempos cuando se han vuelto cada vez más ‘invisibles’ para la opinión pública, dada su reducción numérica y el auge de una frágil clase media. Todavía hay miles de chilenos que viven en campamentos, y niños abandonados para los que no se abre ningún futuro: no podemos cerrar los ojos y dejarlos atrás.”

La categoría que se usa, “invisibles”, parece olvidar toda la acción que muy diversas Ongs y emprendimientos han desarrollado durante años hacia esos segmentos de población. Por cierto, también las políticas estatales -bien o mal enfocadas- se han preocupado de ellos. ¿Y los medios de comunicación, no han hecho nada para mostrarlos en su cruda realidad? Una cosa es que haya indiferencia de parte de algunas personas y organizaciones, y otra es que se los pueda considerar “invisibles”.