Comisión de salud: decisión a lo Orwell

Eugenio Yáñez | Sección: Política, Sociedad, Vida

No se requiere apelar a ninguna convención internacional de DDHH, sólo basta con un mínimo de humanidad, para proteger la vida de un recién nacido. Sin embargo, el lunes 5 de junio, la Comisión de Salud del Senado, al igual que en la Oceanía de Orwell (en donde el Ministerio de la Paz, se dedica a la guerra, el Ministerio de la Verdad a mentir y el Ministerio del Amor a generar odio), condenó a muerte a esa criatura. En lenguaje Orwelliano, tres de sus miembros, curiosamente dos de ellos son médicos (que alguna vez juraron públicamente proteger la vida), decretaron “vaporizarlo”, lo que equivale no solo a matarlo, sino más aún a declarar que ese recién nacido nunca existió.

En efecto, la Comisión de Salud rechazó la indicación el senador Espina, que obligaba al médico resguardar vida del niño sobreviviente a un aborto: “en caso de sobrevivencia del nacido el médico deberá resguardar siempre la vida e integridad física y psíquica del niño”. Esta situación ocurre más a menudo de lo que se cree. En muchos casos, se le ahoga en un recipiente con agua o simplemente se lo bota a la basura. La indicación se rechazó con los votos de Carolina Goic, FulvioRossi y Guido Girardi (Jacqueline Van Rysselberghe y Francisco Chahuán votaron a favor de la indicación).

Desconozco los argumentos para negarle el más elemental de todos los derechos, a esa indefensa criatura, sobreviviente de un hecho tan traumático como un aborto. Más allá de las diferencias, en la larga discusión sobre el aborto en nuestro país, incluso bajo el eufemismo de las “tres causales” (por las ramas se llega al tronco), pareciera ser que hay un solo acuerdo en el que coinciden tanto partidarios como detractores, a saber: el “producto” de la fecundación es un ser humano, y un solo hecho inobjetable, se trata del más débil, inocente e indefenso de todos los seres humanos. Lamentablemente, para los partidarios del aborto, esto no es suficiente para reconocerle el derecho a la vida.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Demócrata, www.eldemocrata.cl