Acerca de las platas del PS

Prudencio Musañama | Sección: Política

El 10 de mayo recién pasado, una investigación periodística realizada por el programa “Ahora Noticias” de Megavisión, reveló que entre los años 2000 y 2004 el Partido Socialista recibió más de $7.200 millones provenientes del Fisco en compensación por los bienes patrimoniales que le fueron confiscados durante el régimen militar. Ese dinero fue invertido en valores mobiliarios, lo que le permitió a la colectividad llegar a acumular un patrimonio de $13.794 millones en 2009.

El escándalo fue inmediato: de dónde tanta plata, por qué se invirtió en empresas reguladas por el Estado dando lugar a conflictos de interés a la hora de ejercer la fiscalización, que una de las empresas receptoras de las inversiones perteneciera al yerno de Pinochet, etc. Pero tan pronto como el escándalo se levantó, pasó. Ofrezco en las líneas siguientes, reflexiones sobre algunos puntos que quedaron en el aire, quizá para siempre.

Origen del patrimonio

El primer argumento esgrimido en su defensa por los socialistas es que el dinero provino de una indemnización por el Estado en compensación por la expropiación de sus bienes por el régimen militar, como si esto fuera justificación suficiente.

Recordemos que el régimen militar se originó en un quiebre institucional provocado por los partidos de izquierda, especialmente el propio PS, el cual, en su Congreso Pleno de 1967, acordó por unanimidad, entre otras, las siguientes resoluciones: “La violencia revolucionaria es inevitable y legítima… Constituye la única vía que conduce a la toma del poder político y económico y a su ulterior defensa y fortalecimiento (…) Las formas pacíficas o legales de lucha… no conducen por sí mismas al poder. El Partido Socialista las considera como instrumentos limitados de acción, incorporados al proceso político que nos lleva a la lucha armada”. Estos planteamientos fueros ratificados en el Congreso Pleno de 1971, con frases distintas en la forma pero similares en el fondo. Ya en el gobierno, el PS llevó a la práctica sus intenciones desconociendo la legalidad y la institucionalidad, promoviendo y ejerciendo la violencia contra sus adversarios políticos y expropiando lo que se les puso por delante, desde la Gran Minería del Cobre hasta fábricas de chocolates.

Para evitar que el descalabro del gobierno socialista se hiciera irreversible, las Fuerzas Armadas y de Orden, convocadas perentoriamente por el Parlamento, el Poder Judicial, los gremios y la ciudadanía en general, debieron intervenir mediante un golpe de Estado (discúlpeme el lector que diga esto como si fuera innecesario, pero es que hoy ES necesario recordarlo). Obviamente el nuevo gobierno disolvió los partidos políticos y confiscó sus bienes, incluyendo los del PS. ¿Qué otra cosa iba a hacer? Además, ¿cuántos chilenos sufrieron la expropiación de sus campos y empresas por razones mucho más discutibles de las que tuvo el gobierno militar para confiscar el patrimonio del PS, y nunca fueron indemnizados? Pero los socialistas creen que sólo ellos pueden expropiar y que sólo ellos merecen recibir indemnizaciones por haber sido expropiados.

Otro aspecto en el que cabe detenerse es el monto de la indemnización, 7.200 millones de pesos, que traído a valor de hoy equivale a 11 mil millones aproximadamente. ¿Es que el valor del patrimonio del PS en septiembre de 1973 era el equivalente a 11 mil millones de pesos de hoy? El gobierno debiera dar a conocer la metodología que se usó en su momento para estimar el monto de la indemnización y evitar así las suspicacias de quienes puedan pensar que el monto fue sobre estimado, teniendo en cuenta que además el gobierno que la efectuó (entre 2000 y 2004) era presidido por un militante socialista (Ricardo Lagos, 2000-2006). De lo contrario, podrían pensar que los socialistas se “auto sobre indemnizaron”.

Rentabilidad de las inversiones

Entre fines de 2004 ‒año en que el PS terminó de recibir su indemnización‒ y comienzos de 2009, el IPC subió 24%, mientras el patrimonio del PS aumentó de 7.200 millones a 13.800 millones, casi 92%, ¡3,8 veces más que el IPC! Al mismo tiempo la rentabilidad nominal promedio anual obtenida fue: ¡22,9%! (92% en cuatro años, de 2005 a 2008, dejando a un lado las complejidades del interés compuesto que, por lo demás, me parece que no hacen variar de modo relevante el análisis). Mientras el mundo entraba en la peor recesión desde la Gran Depresión de 1929, el PS lograba una rentabilidad de prácticamente 23% nominal anual. Para comparar, la rentabilidad nominal del Fondo C de las AFP entre 2002 y 2008 fue 8,4% anual, es decir, casi 3 veces menor que la obtenida por el PS. Si este partido abriera una AFP propia, seguro que muchos nos veríamos tentados a entregarle nuestros ahorros previsionales.

¿Cómo fue posible obtener tamaña rentabilidad? Dado que en esos años el PS estaba en el gobierno (a Ricardo Lagos le sucedió Michel Bachelet, 2006-2010), tenía acceso a información, por ejemplo, de decisiones que impactaban, a través de las tasas de interés del Banco Central, en el tipo de cambio y fondos mutuos. Algún periodista, de esos tan ávidos en desentrañar manejos que afectan la confianza pública, podría hacer cruces de información para descartar que las decisiones de inversión de los instrumentos del PS se hayan favorecido con información privilegiada.

Trato preferente por parte del SII

El criterio habitual del Servicio de Impuestos Internos para determinar si un contribuyente debe pagar impuesto a la renta es que se debe atender no a la naturaleza de aquel sino a la fuente generadora de ingresos. Pues bien, en el 2005 el PS consultó al SII si debía pagar impuesto a la renta por las utilidades generadas por las rentabilidades de sus capitales mobiliarios y la respuesta del Director del organismo fue “no” (Oficio n°4.335), contrariando la doctrina tradicional al respecto. El Director que emitió el oficio fue el mismo que en 2002 eximió a los ministros del Presidente Lagos de pagar impuestos por los sobresueldos que recibían. Llama la atención que, en ambos casos, el Director ‒que es nombrado por el Presidente‒ haya resuelto con el criterio que favorecía al gobierno socialista primero, y al PS después, especialmente considerando que es nombrado por el Presidente de la República.

Cabe destacar que, al año siguiente de que el SII eximiera al PS del pago de impuestos, emitió otro oficio volviendo a la doctrina tradicional: una fundación ligada a la Iglesia Católica realizó una consulta similar y el criterio fue que sí debía pagar impuesto a la renta (Oficio n° 4.998 de 2006). No resulta extraño entonces que algunos hayan visto en este cambio de criterio un “traje hecho a la medida” del PS. Por supuesto esto fue negado por el partido, pero el hecho es que como consecuencia del dictamen el PS dejó de pagar cerca de mil 400 millones de pesos.

¿Cómo explicar que un partido que permanentemente está bregando por aumentar los impuestos y cuyos representantes viven alegando contra los paraísos fiscales y maniobras elusivas, hayan buscado, y obtenido, dejar de pagar impuestos? No es fácil de explicar, y por esto es que los suspicaces dirán que el PS no sólo se “auto sobre indemnizó” cuando ni siquiera correspondía una indemnización, sino que además se “auto eximió” de pagar impuestos.

Estas y otras cuestiones no fueron consideradas dignas de mayor reflexión por parte de los medios. Algo parecido ocurrió con el escándalo de las indemnizaciones a los exonerados políticos, en su momento el fraude al Fisco más grande de la historia de Chile, y en el que la propia presidente del PS aparecía como la mayor involucrada. El contraste con la cobertura de otras noticias, como las platas de Pinochet, es evidente, a pesar de que el daño al Fisco causado por los socialistas es muchísimo mayor.

Todo esto me ha hecho recordar a un primo mío muy hábil y buena persona quien, cuando éramos pequeños, solía ganarme en los juegos gracias a su destreza y, cuando ésta no bastaba, cambiaba las reglas en su favor después de convencerme que era lo correcto. Curiosamente, ese primo, hoy de muy buena situación económica, vota por los socialistas.