Intelectualidad y política: Complemento de futuro

Diego Schalper | Sección: Política, Sociedad

#06-foto-1Es destacable que de un tiempo a esta parte hayan surgido distintos intelectuales de las más diversas ascendencias doctrinarias que encuentran su domicilio en la centroderecha. Sin duda son un aporte fundamental al momento de construir un diagnóstico común de lo que está ocurriendo en Chile y de generar los fundamentos del discurso político que nuestro sector debe ofrecerle al país de cara al futuro.

Ahora, es preciso que otro grupo se ponga a trabajar y complemente este esfuerzo. Me refiero a los políticos en el sentido amplio de la palabra. ¿Quiénes son estos? Tipos que tengan interés por las ideas y por el diálogo intelectual; y que al mismo tiempo tengan vocación por la transformación práctica y vivencial de la realidad. Que no se conformen con conocer las ideas, sino que también se empeñen por ser expertos en realidad y competentes en la acción transformadora.

Para eso, por cierto que se requieren destrezas.

Primero, empatía social, la cual solo se desarrolla pasando mucho tiempo con aquellos, a cuyo servicio debe encontrarse el político. Ser experto en realidad no tiene que ver con manejar estadísticas ni datos, sino en conocer de primera fuente los dramas y anhelos de las personas.

Segundo, capacidad persuasiva, que implica ser capaz de traducir los planteamientos intelectuales en contenidos de alta difusión. Es tarea del político hacer que los contenidos se transformen en ejemplos, en íconos, en discursos simples. Es preciso conocer al destinatario de primera fuente para lograr tan difícil cometido. Así, cuando se habla del famoso “relato”, me permito advertir que eso por sobre todo es un empeño político.

Tercero, disciplina. Disciplina en mantenerse siempre al día con las ideas. Disciplina al seguir las discusiones públicas con atención y hacerse parte cuando corresponde. Disciplina para trabajar en equipo. Disciplina para mantenerse activo en el contacto con la ciudadanía. Disciplina para prepararse bien cuando toque debatir en los medios de comunicación o en las organizaciones sociales.

Y cuarto, oficio. Dedicarse a la política requiere de ciertas destrezas que es necesario cultivar, las cuales van desde saber escuchar hasta saber negociar, cuando sea necesario. No hay espacio a improvisaciones en los tiempos que corren.

Es una buena noticia la proliferación de intelectuales. Pero ojo: también es preciso invertir tiempo y recursos en incentivar y formar buenos políticos. Pues solo la mezcla de intelectualidad y vocación política es capaz de trasformar la realidad.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El demócrata, www.eldemocrata.cl.