Y ahora le toca al rodeo

Joaquín Muñoz López | Sección: Historia, Política, Sociedad

#09-foto-1-autorYa pasadas las Fiestas Patrias, es conveniente reflexionar sobre una de nuestras tradiciones: el Rodeo. Este deporte criollo está siendo atacado, al igual que muchas de nuestras costumbres y tradiciones. Con este fin, se usan dos herramientas muy efectivas: apelar a los sentimientos de la población y el manejo tendencioso de la información.

Como la gran mayoría de las personas, especialmente jóvenes y niños, es empática con el sufrimiento animal, se ha demonizado el rodeo, diciendo que es una actividad violenta que provoca gran maltrato a los animales que participan en éste. Por su supuesto, la forma de exponer esta idea no es respetuosamente racional, muy por el contrario, es virulenta, pues, raya en lo patológico. Se les trata de asesinos a quienes practican el rodeo, llegando inclusive a proponer castigos de cárcel. Pudiendo haber maltrato animal, éste no llega a la muerte de ningún caballo o vacuno.

A decir verdad, el maltrato animal es mínimo. Además, cuando lo hay, es porque se han violado las normas de esta actividad. Una atajada fuera de la zona de castigo o correr un novillo de bajo peso se prestan para ello, pero esto es antirreglamentario. Dicho de otro modo, el problema solo se trataría de mayor fiscalización, y no de prohibir este deporte.

Para que haya un real maltrato, la velocidad de la atajada debe ser del doble de magnitud. La mejor prueba de esto es el hecho de que haya ganaderos dispuestos a prestar su ganado; todos sabemos que un animal con hematomas tiene un precio mucho menor y, si está con los huesos rotos o lesiones internas, hay que sacrificarlo.

La forma en que los grupos animalistas radicalizados ejercen su propaganda es completamente manipuladora de la opinión pública. Aparecen aquí argumentos fáciles de aceptar, pero artificiosos. Se compara el rodeo con las corridas de toro; nada más alejado. En las corridas de toro, se mata un animal que no tiene otro destino que morir de una forma muy cruel. Al término de la corrida, se le clava uno a más estoques hasta que muere, debiendo el pobre animal caminar con los estoques hiriendo sus órganos internos, además, en ocasiones se le cortan las orejas y el rabo.

El año pasado la encuesta CADEM dio muestras del manejo propagandístico de esta campaña. Preguntó a los encuestados si se identificaban con el rodeo. Como era lógico, la inmensa mayoría dijo que no, 65% vs. 35%. ¿Cuál es el alcance de esta pregunta poco “rigurosa”? Es muy simple, en la opinión pública queda que la mayoría está en contra del rodeo –todo el mundo ve las noticias a la rápida, por lo tanto, no hay tiempo para sutilezas–. Luego, da la sensación de que esa mayoría está por prohibirlo. Es obvio que la mayor parte de la población no se identifica con el rodeo, pues, es una actividad campesina, y solo el 13% de los chilenos viven en el campo, dicho de otro modo, el rodeo tiene mayor identificación que lo que debería tener, considerando este aspecto. Es una tradición muy apreciada.

Otro argumento, es preguntar “¿cómo te verías si un caballo te pega una atajada?” No hay comparación posible entre el físico de un ser humano y el de un novillo. Este argumento raya en la estupidez.

También se dice que está demostrado que los animales son seres sintientes, ¡pero si esto lo sabemos desde la época de las cavernas! Simplemente, la idea es dejar como insensibles e ignorantes a los partidarios del rodeo.

¿Qué es lo que hay detrás de esta campaña? No es precisamente la defensa de los animales, pues, hay un sinfín de casos de maltrato animal ante los cuales estos animalistas no han dicho nada. Es paradójico que reclamen contra el rodeo en espacios donde todo el mundo está comiendo carne. No dicen nada al respecto, y eso que el faenamiento del ganado es un maltrato mayor que el eventual maltrato de una atajada. Un dato importante, al respecto, es que las ventas de productos cárneos aumenta el doble en vísperas de Fiestas Patrias. Difícilmente, este mayor consumo se debe a la supuesta minoría prorrodeo.

En los mataderos, se faenan los animales sin ningún tipo de anestesia. Además, éstos se dan cuenta de lo que está pasando, pues, como sabemos, son seres sintientes, cuyo instinto de sobrevivencia los hace vulnerables a los quejidos de sus congéneres.

Tampoco estos animalistas se pronuncian sobre la política de defensa de la fauna nativa, sobre los perros vagos y un largo etc.

Lo que realmente está detrás de esta campaña antirrodeo es socavar nuestras tradiciones. Un verdadero baluarte frente a la ola de nuevas ideologías deshumanizadoras. Si cae el rodeo, vendrán otras víctimas,… por alguna parte se debe empezar. Gramsci, el padre del neomarxismo, refiriéndose al folclor decía: “… es una de las expresiones más específicas del sentido común, gracias a él los estratos inferiores de la pirámide social resisten las influencias de las filosofías superiores y realizan críticas rudas. Generalmente están en contraposición a la concepción oficial del mundo”. Simplemente, este ideólogo sabe que para imponer sus concepciones, actualmente dominantes, cualquier tradición es un problema.

#09-foto-2La defensa de los animales, planteada de forma extrema e irracional, puede llevar a confundir la valoración de la dignidad humana, lo que ya se está dando en algunos países. Así como existe la persona humana, debería reconocerse la existencia de la persona animal, es la postura de muchos animalistas.

Como es de pensar, será necesario una legislación acorde con este animalismo extremo, lo que redundará en otro culto al derecho ilimitado, o sea, un paso más hacia un Estado totalitario, tal como sucede hoy con las crecientes restricciones legales a los derechos de los padres sobre sus hijos.

A los animales, nuestros tiernos y leales amigos, debemos cuidarlos. Digamos “” a éstos y “no” a los animalistas.