Jorge Alessandri, austeridad e independencia

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Historia, Política

#02-foto-1Una micro nos llevó a Jaime Guzmán y al suscrito desde el Omnium de Apoquindo hasta Tobalaba, donde el entonces candidato a senador se bajó para dirigirse a su departamento.

Era el año 89, en plena campaña presidencial y parlamentaria.

En cuanto se bajó Guzmán, el chofer exclamó: éste va para presidente. Sentado en un fierro junto al conductor, el típico corta boletos le retrucó: no; no puede, porque es soltero (notable apreciación constitucional que se parece a tantas que van quedando consignadas en los cabildos); por su parte, el chofer tenía mejores argumentos, de carácter histórico: ¿y cómo don Jorgen (sic) Alessandri que también era soltero? Y agregó con toda soltura, para liquidar a su contradictor: y además, es igual de áustero (sic) que don Jorgen (sic).

Efectivamente, uno de los grandes atractivos de la vida pública de Jorge Alessandri Rodríguez, fue justamente ése: su presencia personal y social caracterizada por una dignidad tan elegante como sencilla; la convicción que todos los chilenos teníamos –incluso sus contradictores más brutales, como Puro Chile, Clarín y El Siglo– de que estábamos frente a un hombre público totalmente desprendido de honores, dineros y prebendas.

Años antes –y a poco tiempo del fallecimiento del ex primer mandatario– el mismo Guzmán había invitado a don Jorge a la sede de la UDI para que conversara con unos 150 a 200 dirigentes menores de 35 años.

Como bien lo dejó consignado el mismo Jaime en una columna, en esa oportunidad Alessandri contestó todo, todo; y dijo, caramba, qué cosas. En sus alabanzas y en sus críticas –algunas muy duras– quedaba en evidencia la total independencia con que don Jorge juzgaba el acontecer nacional. Una conciencia bien formada era el órgano desde el cual emitía opiniones que habrían resultado frívolas y chocantes en otras personalidades, pero que viniendo de él tenían la garantía de ese otro desprendimiento que era su total independencia frente a los poderes, las influencias y los grupos.

Alessandri decía lo que pensaba, lo pensaba desde una posición de conocimiento serio de la realidad y podía gozar de la libertad de impactar con sus palabras, precisamente porque no se encontraba atado ni por lo material ni por las influencias. De ahí su característica anti demagogia.

Ciertamente tuvo defectos de otro tipo, pero sus méritos en estas dos materias son innegables y camino seguro para los nuevos servidores de Chile.