Porque no me da la gana. Manual para el manejo de relativistas

José J. Escandell | Sección: Sociedad

#11-foto-1La existencia de la ley moralobjetiva” parece encontrarse con el obstáculo del relativismo. Cualquier persona corriente piensa que hay cosas que están bien y otras que están mal, y que eso no se discute, ni es relativo ni variable.

Ha venido enseguida uno de los ataques a la moral tradicional enarbolando el lema de “prohibido prohibir”, que lo importante es el corazón, las convicciones profundas y la sinceridad de vida, y que “antes entrarán las prostitutas” en el Cielo que los hipócritas, etc., etc. Toda clase de armas se han empleado, al menos desde el siglo XVII, para derribar el edificio de la “moral tradicional”.

Hemos llegado a un punto en que ni siquiera se argumenta. Lo que más bien sucede es que nuestro mundo occidental no tiene ni gusto ni fuerzas para hacer el bien. Que se ha acostumbrado a creer que nada vale la pena, que todo es nada, que esto de vivir son dos días mal contados y que ni siquiera vale la pena ponerse a pensar. Vivir de acuerdo con lo primero que se nos ocurre. (Por supuesto, lo primero que se nos ocurre es siempre lo mismo: el placer, claro).

Aún quedan cínicos que se enfrentan con la vieja moral, esa que dice que está mal asesinar o engañar y que está bien ayudar a los demás y esforzarse; que estamos sujetos a deberes y obligaciones. Es siempre muy socorrido eso del relativismo.

No debes acostarte con esa chica/con ese chico.

Eso es lo que tú piensas. A mí me parece bien. No hago mal a nadie, y además, Charipuri y yo nos queremos.

Quedan así desarboladas, tan alegremente, las defensas de la castidad. Lo mismo que sucumben los muros de la decencia cuando el listillo exhibe su mala índole gloriándose de que ha dado un pelotazo o que ha hecho una regulación de plantilla enorme… Todo es relativo, y en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según lo espabilado que seas. En el caso de los promiscuos, sobre todo lascivia elemental.

He conocido a Carlosgilberto, que es más guapo y más joven que tú. Ha brotado el amor y me voy con él.

Ni compromisos ni historias. Y a los hijos, que los cuide el sistema educativo, que con unas horitas de atención y el ridículo chantaje del McDonald’s o del Parque de Atracciones algún finde, va que chuta. Seguro que los niños, encantados.

El relativismo es un arma de cobardes. Es un disfraz de la perversidad que deja indefenso a quien se le enfrenta. El relativismo hace de goma al relativista: nada le hace mella, todo le rebota.

De todos modos, creo que el relativismo (sea moral o sea del conocimiento) tiene siempre un flanco débil. El secreto es este: no hay ningún relativista completamente relativista. No hay nadie que piense que todo, absolutamente todo, es discutible. Todo relativista come, respira, camina, procura tener donde dormir, a veces le gusta ir al cine, descansar, tomar un refresco… Nada de eso es relativo.

Para desarmar al relativista, pregúntese: ¿qué hay que él verdaderamente quiere?

Una vez descubierto que nuestro relativista quiere algo, atáquese ese punto aplicándosele su misma medicina.

Ah, veo que te gusta jugar a la PlayStation. Pero a mí no me gusta. Y como yo mando aquí, vamos a reciclarla. Eso es lo que “yo” pienso…

¡Eres un fascista!

Tú dices que te realizas viéndote con Marichari los fines de semana, y que eso es lo que a ti te parece bien, y que cada cual piensa lo que quiere. Muy bien. Como yo pienso lo que quiero, y esta es mi casa, se acabó la Play, chaval.

Reconozco que esta terapia antirrelativista es desagradable y que requiere una cierta fuerza de voluntad, y hasta un puntito de “mala idea”. De acuerdo. Lo que pasa es que cualquier otro tratamiento de la enfermedad no da resultados.

Dices que soy una antigua porque me parece que el sexo es cosa de dentro del matrimonio, y que el matrimonio es de uno con una y para toda la vida.

Sí, porque no entiendes que uno tiene sus necesidades. Y que no puedes atar el corazón. Además, de vez en cuando viene bien experimentar cosas nuevas, y así puedes ver mejor lo que tienes en casa. Lo dicen los psicólogos. No seas estrecha, mujer, que cuando vuelvo de estar con Lorenagerarda siempre vengo pensando cuánto te quiero…

Aquí la antigua dice que, para que experimentes nuevas cosas, he decidido dejar la suscripción a GolTV y he tirado tus “wishkyses” por el lavabo. Por supuesto, hoy duermes en cualquier lado, menos en esta casa.

Fascista.

Golfo.

Para los desahuciados, los que ni por esas reaccionan, aquellos que no tienen salvación, la extremaunción. No hay que perder el tiempo con lo que está muerto.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Info Familia Libre, www.infofamilialibre.com.