Hacia una educación igualitaria y masificada

Luis Fernández Cuervo | Sección: Educación, Política, Sociedad

#07 foto 1 autorEl principio básico de la nueva educación ha de ser evitar que los zopencos y gandules se sientan inferiores a los alumnos inteligentes y trabajadores.”

Algo de eso ya se va viendo en nuestro sistema educativo. En primaria pasan al curso siguiente tanto los niños que aprendieron algo como los que no aprendieron nada. En varios centros educativos, cuando en un examen solo un alumno saca una nota muy alta y el resto no llega al aprobado, entonces se “tira curva” y ascienden los demás a distintas notas por encima del suspenso. En los exámenes de admisión a la Universidad de El Salvador, los alumnos que no dan el nivel y son reprobados protestan violentamente hasta que consiguen ser admitidos. En el Chile de la Bachelet parece que ya consiguieron que todos los estudios universitarios fueran gratis y que se vieran a las universidades particulares y prestigiosas como algo profundamente antidemocráticas, destinadas a desaparecer…

Ahora debo revelar de donde he sacado el párrafo entrecomillado. Se trata de El diablo propone un brindis, escrito en 1965 por el famoso escritor inglés C. S. Lewis. Allí un diablo, después de un banquete infernal, hace un brindis para “su inminencia, sus desgracias, espinas, sombríos y gentiles-diablos míos, por el rector Slubgob y su Academia de Entrenamiento de Tentadores”. Pero lo importante es como, antes del brindis, describe la evolución que han ido teniendo los humanos en beneficio de la labor de los demonios. Se queja de que “las almas humanas con cuya congoja nos hemos regalado esta noche eran de bastante mala calidad”. Pero observa también que ese tipo de almas “con cuya desesperación y ruina nos hemos… no diré regalado pero por lo menos nutrido esta noche, está aumentando en número y continuará haciéndolo. (…) Nuestras capturas serán cada vez más numerosas. Sin embargo, consistirán en desperdicios que en otro tiempo hubiéramos arrojado a Cerbero y a los perros de presa del infierno como no aptas para el consumo diabólico.”.

Lewis sigue señalando –por boca de ese diablo– como los humanos van perdiendo personalidad, se masifican, llegan a tener una mentalidad tan torpe y confusa que los diablos tienen que hacer malabares para que sus almas lleguen al infierno en vez de ir a parar al limbo. El discurso diabólico señala que conforme “disminuyan los grandes pecadores y la mayoría pierda toda individualidad, los primeros se convertirán en agentes mucho más eficaces para nosotros. Cada dictador o demagogo –la mayoría de las estrellas de cine y cantantes– podrá arrastrar ahora a decenas de miles de ovejas del rebaño. Se entregarán (lo que hay de ellos) a él, y a través de él a nosotros”. Y la palabra mágica para tenerlos “agarrados por las narices es democracia” pero sin un significado claro y definible, utilizándola como un conjuro. Después los diablos deben hacer en las mentes de sus víctimas “una sigilosa transición del significado real de esa palabra a la creencia efectiva de que todos los hombres son iguales, que nadie tiene derecho a destacar en algo porque eso sería antidemocrático. Lo que tiempo atrás se conocía como el vicio de la envidia ahora pasará a ser “una actitud respetable –e, incluso, encomiable– merced al uso hipnotizador de la palabra democrático”. Entonces ya “quienes son inferiores en algún sentido –o en todos– pueden trabajas con más entusiasmo y mayor éxito que en ninguna otra época para rebajar a los demás a su mismo nivel”.

Ese espíritu debe extenderse a la educación. “las diferencias entre los alumnos se deben disimular (…). En las universidades, los exámenes se deben plantear de modo que la mayoría de los estudiantes consiga buenas notas. Los exámenes de admisión deben ser organizados de manera que todos o casi todos los ciudadanos puedan ir a la universidad, tanto si tienen posibilidades (o ganas) de beneficiarse de la educación superior como si no.

¿Es solo fantasía de Lewis o hacia eso vamos?