Selección y discriminación

Arturo Fontaine y Sergio Urzúa | Sección: Educación, Política, Sociedad

#10-foto-1 Dice el proyecto de ley aprobado por la Cámara: “Todos los estudiantes que postulen a un establecimiento educacional deberán ser admitidos” y “solo en los casos” en que haya más postulantes que cupos -tras admitir a algunos postulantes prioritarios (por tener hermanos o ser hijo de un empleado)- los colegios “deberán aplicar un procedimiento aleatorio”. Se prohíben las “entrevistas, pruebas de admisión de cualquier tipo, u otro antecedente vinculado con su desempeño académico…”.

Exigir requisitos académicos en la admisión, agrupar a los alumnos en la clase según habilidades, crear niveles según las necesidades, conocimientos e inclinaciones de los alumnos en ciertas asignaturas (Matemáticas, Inglés, Deportes) o en todas ellas son distintas formas de selección. Estas prácticas educativas son ampliamente utilizadas en el mundo e, incluso, su uso va en aumento (OCDE).

Las objeciones a la selección por mérito académico en la admisión son las mismas que se plantean a toda otra forma de selección. La más común es la del efecto par, es decir, la influencia de unos alumnos sobre otros. Los colegios selectivos, al apartar a los más estudiosos, privarían a los demás de su influjo positivo. Pero, más allá de las dificultades prácticas de identificarlo, dicho influjo -lo indican muchos estudios- exige que los alumnos vulnerables estén en minoría. Si se distribuyera al azar a los mejores en los colegios del país, no hay motivos para suponer que levantarían el nivel de sus compañeros. Puede ocurrir justo lo contrario.

Eliminar la selección por mérito no responde a las necesidades de nuestra educación. Según PISA, para nuestros profesores el mayor problema es la disparidad de conocimientos del curso. Las investigaciones disponibles muestran que cerca del 70% de la variabilidad de los resultados individuales en el Simce se explica por la diversidad dentro de la escuela. Y de acuerdo con la OCDE, más de dos tercios de nuestros estudiantes están en clases donde “la heterogeneidad de los alumnos” perjudica el aprendizaje. Ante tal disparidad, la selección puede modelar la enseñanza en función de lo que requieren los alumnos, ya sea para abordar materias básicas o, por el contrario, contenidos avanzados o específicos.

Por otra parte, se tiende a confundir selección con discriminación en sentido negativo. Seleccionar por mérito no es equivalente a discriminar por raza, etnia, clase social o género, lo que ofende la dignidad humana. Bien diseñada, la selección permite individualizar la enseñanza en beneficio de todos, especialmente de los más vulnerables, y no solo de los mejores. Además, permite establecer condiciones requeridas para el logro de un proyecto educacional legítimo, pilar de un sistema educacional pluralista.

En un colegio artístico, por ejemplo, se exige talento musical (buen oído). No tener ese “buen oído” no ofende la dignidad de la persona. Por eso la nueva ley permitiría -curiosa excepción- seleccionar en este caso. No, en cambio, si el colegio es para deportistas, alumnos con vocación por la ciencia, el alemán o la mecánica automotriz. Prohibir la selección pone en riesgo la diversidad de proyectos educativos. ¿Cuál será el impacto sobre los liceos técnico-profesionales? ¿Qué ocurrirá con los colegios bilingües? Y, por cierto, acarrea la muerte de los liceos emblemáticos, que permiten a un o una joven vulnerable y de excepción saltar en una sola generación a las capas dirigentes.

Con todo, más allá de discusiones académicas que se arrastran por décadas, el hecho macizo es que en los diez mejores países en la prueba PISA (y en muchos más) hay selección académica al ingreso del colegio. En promedio, cerca del 75% de los alumnos de educación secundaria en todos estos países fueron admitidos considerando su mérito académico. En Chile solo un 39%.

#10-foto-2Además, hay selección académica al interior de los colegios. Por ejemplo, en Singapur, Hong Kong, Corea del Sur, Holanda, Suiza, Japón, Finlandia, entre otros. Estos países han entendido que la selección es perfectamente compatible con políticas proinclusión. Hemos hecho tres propuestas concretas al respecto (Fontaine y Urzúa, “Selección, diversidad y libertad de enseñanza”, disponible en www.clapes.uc.cl).

Al prohibir la selección académica, el país priva a sus educadores de una herramienta eficaz para una mayor personalización de la enseñanza. Y bloquea el camino por donde transitan hoy los mejores sistemas educacionales del mundo.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio de Santiago.