Es que yo quería decir

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Educación, Religión, Sociedad

#01-foto-1-autorLa profesora que habría marcado como correcta la respuesta de la alumna del Cumbres que –interrogada sobre contra qué mandamiento de la ley de Dios pecaba la “relación sentimental” entre “Berta y Paula”– contestó: “6º mandamiento, no cometerás actos impuros”, se equivocó rotundamente en un sentido y tenía toda la razón, en otro.

Por no preguntar con claridad, una dichosa prueba de primero medio arma tremendo escándalo, al punto que el Movilh de inmediato salta y pide aclarar si el establecimiento está enseñando a sus alumnos que las relaciones entre personas del mismo sexo son actos impuros “lo que de ser efectivo implicaría que se está ofendiendo a las personas en razón de su orientación sexual, igualando arbitraria e infundadamente a las relaciones entre dos mujeres o dos hombres a actos impuros”.

La profesora preguntó por “relaciones sentimentales”, pero parece sensato deducir que estaba pensando en “relaciones sexuales”. Por su parte, el Movilh generaliza la pregunta, usando la expresión “relaciones entre”, con lo que parece referirse a todo tipo de vínculos, cuando por su continua propaganda se puede también deducir que está pensando en “relaciones sexuales.”

Si finalmente todos están pensando en “relaciones sexuales” (al interior de “relaciones sentimentales” o de “relaciones entre”), ambas partes saben bien a qué atenerse en este caso: al Catecismo de la Iglesia Católica, que inspira al Colegio y que la Iglesia, gozando de su personalidad moral y jurídica, promueve en el mundo y en Chile.

Y ahí se lee, clarito: Nº 2357, parte final: “Apoyándose en la Sagrada escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.

La profesora se equivocó al no preguntar con claridad. Pero tenía toda la razón si su corrección –aunque relativa a una pregunta ambiguamente formulada– estaba referida a los actos descritos en el Nº 2357 del Catecismo. Es lo que el Colegio debe aclarar.

También eso lo tiene muy claro el Movilh que, una vez más, presiona para que los derechos humanos y naturales de las enormes mayorías heterosexuales se subordinen a las demandas de su organización y terminen desapareciendo.