FEUC: un escenario realista

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Educación, Política

#02-foto-1Martes 21 y miércoles 22, elecciones de FEUC en primera vuelta.

¿Como todos los años? No, por fin, se da un escenario realista. Cinco listas bien diferenciadas.

Desde la derrota electoral de la Alianza hemos venido sosteniendo que en la política nacional hay que conformar tres grandes grupos nuevos que clarifiquen la majamama doctrinal que hay en la actual oposición: conservadores (o republicanos o subsidiaristas o como quieran llamarse) liberales y socialcristianos.

Eso es exactamente lo que sucede entre las listas que compiten para la FEUC este año.

Los Gremialistas retoman con fuerza sus convicciones de autonomía universitaria, vigentes desde hace ya casi 50 años (fundación en Derecho PUC, 1966); a su lado la opción socialcristiana desgajada del tronco gremial, Solidaridad, postula sus tesis; y, por fin, Liberales UC hace su aparición para catalizar tanto a derechistas como izquierdistas que quieran hacer de la autonomía individual un dogma infalible.

Si un alumno de la PUC no quiere votar por el NAU (una conformación que incluye desde democristianos a revolucionario democráticos de Jackson) o Crecer (la izquierda dura y la durísima, la sistémica y la otra), tiene por delante las tres opciones que todo ciudadano también debiera poder escoger en la vida pública chilena: votar subsidiariedad con compromiso, votar solidaridad de corte moralizante o votar individualismo autonomista.

Cada cierto tiempo se oye: ¿Y porqué no van los tres juntos mejor? Esa es justamente la debilidad hasta ahora endémica: la de pretender juntar electoralmente lo que programáticamente tiene sólo coincidencias menores.

La Universidad tiene sus particularidades, qué duda cabe. Su carácter de cuerpo intermedio hace que aquéllas deban primar sobre las coordenadas de la política nacional.

Pero en este punto hay una eventual correlación muy interesante de explorar. Quizás sean estos actuales dirigentes estudiantiles los que en el futuro conduzcan a los tres nuevos partidos que necesita la actual Alianza: cada grupo en lo suyo y cada uno incorporando a esas personas que hoy están militando en el lugar erróneo o que no quieren dedicar ni un minuto al servicio público, justamente por la confusión existente en los partidos que hoy ofrecen sus estructuras para esa tarea.