A propósito de la teología de J. Costadoat

A. Latorre | Sección: Religión

#02-foto-1El sacerdote jesuita Jorge Costadoat ha suscitado una polémica a partir de una carta y las sucesivas réplicas en la sección de “Cartas al director” del diario “El Mercurio”. Aprovechando la oportunidad brindada deseo destacar algunos puntos que quizás guardan relación con lo que quiso decir:

1. El sentido de fe del pueblo de Dios (sensus fidei o sensus fidelium): Lo que la Iglesia extendida por todo el mundo cree es infaliblemente verdadero; sin embargo este sensus fidelium se reconoce en el pueblo de Dios bajo la guía y magisterio de sus pastores (que también son fieles) y en comunión con el Romano Pontífice. El mismo sujeto de la infalibilidad que es la Iglesia está jerárquicamente constituido, de tal modo que en la medida que los “fieles” se apartan de lo enseñado por quien tiene el carisma de magisterio dejan de ser, en aquello que se apartan, lugar para reconocer el sensus fidelium.

2. La relación entre Evangelio y doctrina: Cristo estableció que “quien a vosotros oye a mí me oye” (Lc 10, 13-16). Gracias a esta afirmación Cristo mismo garantiza que por la asistencia del Espíritu Santo la Iglesia seguirá anunciando el Evangelio de salvación. Por ende no hay una razón propia para modificar lo que pertenece a la doctrina tal como es expresada en la predicación universal de la Iglesia. Se podrá profundizar en la doctrina, encontrar nuevos modos de expresión, hacer explícito lo implícito, y sacar nuevas consecuencias ante los desafíos que encontrará la Iglesia en el curso de los siglos, pero nunca se modificará la doctrina.

3. A propósito de la Humanae vitae: Por todo lo anterior no hay que inquietarse sobre la adecuación entre el amor conyugal, el sentido de fe del pueblo de Dios, el magisterio jerárquico y el Evangelio tal como está expresado en la encíclica profética de Pablo VI. Además, lo expresado en este documento tiene, en cuanto a la ilicitud de los medios artificiales para regular la fecundidad y en el sentido allí expresado, el carácter de algo definitivo.

4. Sobre la misericordia: Sólo adhiriéndose el fiel a las enseñanzas y doctrina de la Iglesia puede dar cumplimiento al Evangelio de la misericordia. Sin la adhesión voluntaria a la doctrina de la Iglesia el anuncio de la misericordia es mera filantropía, justificación del pecado u obscurecimiento de la salvación obrada por Cristo. Hablar de misericordia sin secundar el magisterio es suplantar la redención que Dios ofrece para tocar al hombre pecador y hacerse cercano a su sufrimiento por la propia de cada uno. Avergonzados de la Cruz de Cristo se le presenta a la oveja perdida una salvación alienante de la libertad y complaciente con el mundo.

5. Sobre la fe y la razón: La Iglesia busca dialogar con todos para llevar a todos la salvación. La fidelidad al Evangelio y doctrina de Cristo es no sólo la garantía del respeto a la persona, a la verdad y a la libertad de las conciencias, sino también la señal cierta de que no confundiremos lo razonable y científico con cualquier novedad de doctrina acorde con las debilidades del hombre.

6. Sentir con la Iglesia. Puede también ayudarnos el parecer de San Ignacio: “Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina; creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia, su esposa, es el mismo espíritu que nos gobierna y rige para la salud de nuestras ánimas, porque por el mismo Espíritu y señor nuestro que dio los diez mandamientos es regida y gobernada nuestra santa madre Iglesia” (San Ignacio, Reglas para sentir con la Iglesia, Regla 13).

7. Tiempo y teología: Por último, ejercer la teología sin comprender lo anterior es una de las formas más eficaces de perder el tiempo.