Chile en tiempos difíciles: Solidaridad voluntaria y rol del Estado

Andrés Barrientos Cárdenas | Sección: Política, Sociedad

#08 foto 1En el transcurso del año 2012, Benedicto XVI señaló que “la solidaridad no se puede dejar solamente en manos del Estado”, aludiendo a la responsabilidad que involucra el acto voluntario y libre de las personas a colaborar con aquellos más desposeídos.

A sólo unas semanas desde el sismo ocurrido en la zona norte de Chile, y, días desde la lamentable tragedia de Valparaíso, ambos sucesos que impulsaron en instantes las más diversas organizaciones de la sociedad civil en hacer la ardua tarea de ayudar a los afectados, con más eficacia y rapidez que la labor gubernamental. Es posible destacar héroes anónimos, voluntarios de diversas áreas, clubes deportivos, federaciones y centros de estudiantes, empresarios, así como también el cuerpo de bomberos de Chile, la institución de voluntariado de mayor prestigio en nuestro país.

Se debe hacer énfasis en algunos puntos para no perder el foco respecto a temas de discusión vigente, y cabe destacar que no sólo el Estado -es quién- se centra en encaminar hacia el bien común, sino que en gran medida lo hacen cada uno de los ciudadanos; mediante su organización, contribuyendo a una sociedad que ayuda al prójimo de forma libre. A modo de ejemplo, instituciones como: Bomberos, Desafío Levantemos Chile, Techos para Chile, Teletón, entre otros. Ideas que inclusive han sido exportadas al extranjero como modelos para la contribución de una sociedad más justa.

Ateniéndonos a ello, es imperioso que las entidades gubernamentales que toman decisiones, comprendan y ejecuten su labor con medidas concretas para favorecer a los afectados. El impulso en sus funciones en la subsidiariedad  a las organizaciones de voluntariado, como: otorgar subsidios especiales para emprendedores populares, negociación de créditos con tasas de excepción, así como también la creación de mecanismos de exención tributaria temporal a los habitantes afectados y a las organizaciones o empresas que contribuyan a la reconstrucción. Acciones que pueden acelerar potencialmente el proceso de mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos afectados por las tragedias conocidas por todos.

No debemos olvidar que la mayor contribución para la dignidad de las personas, siempre, estará en proveer de mayores oportunidades y alzar la voz por aquellos sin voz, procurando no caer en mero turismo social o asistencialismo. Concepto que nos hace rememorar a Felipe Cubillos, quien una vez dijo: “el asistencialismo se les mete en el ADN a las personas y les mata el alma”.