Un grupo de estudiantes chilenos de entre 15 y 17 años, pasaron de ser estudiantes de un colegio de escasos recursos en La Pintana a ser héroes nacionales.
Comenzaron hace un poco más de dos años a “jugar” con robots fabricados de Lego. Concursaron en la Universidad Andrés Bello, donde fueron campeones entre 129 colegios de todo Chile, pero, ¿qué son 129 colegios?, habiendo 18.000 estudiantes de todo el mundo ansiosos de que Colegio Nocedal, de la Fundación Nocedal vinculada al Opus Dei, demostrara sus capacidades. Ganar el primer lugar nacional en este torneo de robótica estudiantil les significó la inscripción para el mundial.
Nueve muchachos de la población El Castillo de La Pintana, ¿compitiendo en la First Lego League en Atlanta, EE.UU.? Suena utópico, pero es verdad. Con la ayuda de Fundación Nocedal, la prensa, el Estado, la Municipalidad de La Pintana y sus familias, hicieron lo posible por juntar dinero y viajar a representar a su país.
Nocedal se caracteriza por ser un colegio técnico profesional, ubicado en el corazón de la comuna de La Pintana y enfocado a un público de escasos recursos. En este colegio predominan los lazos fuertes entre alumnos y profesores, y es así como poco a poco fue surgiendo el taller de robótica, impulsado por dos maestros: Patricio Acuña y Manuel Arce. Con apoyo del director, se hizo posible, y sábado a sábado preparaban nuevos proyectos. El camino era difícil, debido a que durante la semana los alumnos salen de clases a las 18:30 horas quedando sin tiempo para dedicar a la robótica; es aquí donde nuevamente ayudaron los profesores, muchas veces pidiendo permisos extraordinarios para que los niños prepararan sus inventos mientras debían rendir otras clases. Con esfuerzo y dedicación lograron salir adelante, ganaron el Nacional de robótica, y fueron a competir a Atlanta, donde también ganaron el primer lugar en la categoría “Innovación Tecnológica”.
Su proyecto fue llamado “tecno-forestación” y consistía en un regador automático a base de energía solar, que con una “fotocelda” logra captar la energía solar y mediante un circuito armado en un “protoboard” la transforma en un pulso eléctrico que inicia el riego. Según Pablo Durán (egresado del colegio y ex capitán del equipo de robótica) afiliarse a combatir el calentamiento global fue lo que les dio este trofeo, en vista que es un problema actual y buscar soluciones en el ámbito tecnológico compete a toda la sociedad.
Los “spectrumbots” (como se hacen llamar) el día de hoy son un orgullo para nuestro país, y aún más para su colegio, en vista que, como dijo ante la prensa el profesor a cargo del proyecto, don Patricio Acuña: “competimos con quienes desarrollan la tecnología, y ganarles, significa que en Chile también podemos desarrollar tecnología”.
Sin duda, una vez más se ha demostrado que Chile tiene las capacidades, sólo falta alguien que las financie, y con dedicación las potencie. Estos jóvenes son un claro ejemplo de perseverancia, demostraron que para emprender no es necesario tener un apellido difícil de pronunciar y vivir con múltiples recursos, sino que basta el talento y ganas de demostrarlo.
Nota: El autor del artículo es estudiante de Periodismo en la Universidad de Los Andes