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¿Inevitablemente promiscuos?

Un estudio publicado en la revista Pedriatics hizo cantar victoria al diario Washington Post: los programas de fomento de la virginidad entre adolescentes no funcionan. Con el mismo o mayor entusiasmo reaccionaron la CBS, la CNN, el Chicago Tribune… A este lado del Atlántico, El País decía: «Las promesas de pureza en EEUU no retrasan el inicio sexual». Todo listo para el programa de estímulo a la industria del preservativo de Bernat Soria: los chicos, inevitablemente, son promiscuos.

La investigación, de la profesora Janet Elise Rosebaum (Universidad Johns Hopkins), tenía trampa. Lo resalta, en The Wall Street Journal, William McGurn, que escribió discursos para George W. Bush: se dividió a jóvenes en dos grupos, uno formado por chicos que habían hecho promesa de virginidad, y el segundo por otros que no…, pero procedentes, igual que los anteriores, de hogares religiosos. El titular, según McGurn, debería haber sido: Los adolescentes religiosos se diferencian poco en comportamiento sexual, hagan o no un compromiso explícito. Aunque también podrían haberse destacado las ventajas de la educación religiosa entre los jóvenes. Lo sorprendente, para el ex asesor de Bush, es la cantidad de medios, listos para proclamar la promiscuidad de los chavales.

El laboratorio de ideas Heritage Foundation, de Estados Unidos, ha analizado las conclusiones de 21 grandes estudios realizados en Norteamérica sobre programas de abstinencia entre adolescentes (Abstinence Education: Assessing the Evidence). 15 de ellos educaban para la abstinencia, mientras que otros 6 promovían, además, el compromiso de la virginidad. En común, todos tienen el hecho de no quedarse en una mera educación sexual, sino que promueven la responsabilidad personal y las relaciones sanas entre los adolescentes. De los 21 estudios, 16 mostraron resultados positivos estadísticamente significativos, entre los que destacan el retraso en la edad de iniciación sexual y los niveles menores de actividad sexual precoz. Entre los 15 estudios acerca de programas de abstinencia, 11 mostraron resultados positivos. Se redujo alrededor del 50% el porcentaje de jóvenes que, después, se iniciaron sexualmente, en comparación con otros chicos que no participaron en los programas. En cuanto a los seis estudios sobre los compromisos de virginidad, cinco mostraron resultados positivos. Por ejemplo, la actividad sexual se retrasa -hasta en un 75% de los casos, si el contexto familiar es favorable-. También disminuyen los embarazos adolescentes -hasta un 60% menos- y las enfermedades de transmisión sexual -los resultados son, en un 25%, mejores que los que presentan jóvenes que utilizan preservativo-.

La Fundación Heritage lamenta que no se tengan en cuenta los datos empíricos favorables a este tipo de programas en el reparto de financiación estatal en Estados Unidos: los programas que promueven el sexo seguro reciben 12 veces más fondos. Y ello, a pesar de que la apología del condón se centra no tanto en resolver problemas, como en la reducción de daños considerados inevitables. En ningún momento afirman que las relaciones sexuales sean buenas para los adolescentes. «La actividad sexual temprana -resume la Fundación- tiene serias implicaciones a largo plazo; está asociada al incremento de riesgo de infecciones de transmisión sexual, reduce el bienestar psicológico y emocional, disminuye el rendimiento académico, aumenta los embarazos», etc., etc.




Nota. Este artículo fue publicado originalmente por Alfa y Omega.