Vírgenes Fashion Show: confunde Deseos con Derechos

Enrique Urbina Matus | Sección: Religión, Sociedad

Dado que el verdadero arte es un bien, es incompatible con todo mal, ya que entre auténticos bienes no puede existir contradicción. Así las cosas, no puede ser arte aquello cuyo contenido es causa de injuria. Algunos erradamente defienden cualquier manifestación humana, aunque sean inmorales y deshonestas, aludiendo a la libertad de creación artística: confunden sus deseos con derechos, el querer con el Ser (mero voluntarismo).

Asimismo, el derecho que también es un bien, es incompatible con todo mal moral, con toda injusticia. No existe derecho para actuar contra la moral según veremos más adelante (el bien excluye al mal y como señalamos supra entre auténticos bienes no puede existir oposición, y si efectivamente existe significa que uno o ambos no son bienes).

El ser humano, por su naturaleza racional e inmanencia tiene derecho a expresarse, posee derecho a manifestarse artísticamente, ¿el derecho de libertad de expresión posee límites o es absolutamente onmicomprensivo e irrestricto? Respondamos esta interrogante sobre la base de las siguientes premisas:

Toda manifestación artística posee un contenido o materia sobre la que versa, por lo que debe tener límites: los derechos fundamentales de las personas, la moral (basada en la ley natural) y las buenas costumbres, por cuanto un auténtico bien no es compatible con la injusticia, injuria ni ningún mal moral. Si sólo el hombre –substancia racional- puede realizar arte ¿ este puede ser irracional, burdo, lascivo e irrespetuoso? No, ya que existiría una contradicción en los propios términos y en las notas definitorias del verdadero arte: manifestación racional del hombre, la ciencia de lo bello: aquello cuyo conocimiento agrada, y el esplendor de la forma bien proporcionada de la materia (belleza estética). En definitiva, el verdadero arte debe ser inteligente, debe adecuarse a la recta razón.

Sobre la base de lo expuesto, comentaré el desfile Vírgenes Fashion Show, del modisto Ricardo Oyarzún, en la cual se presentó a varias modelos con trajes provocativos, amplios escotes y coreografías de monjas y sacerdotes en un contexto algo festivo (vana-alegría y eutrapelia al no ser la forma adecuada de divertirse) en una discoteque de Santiago so pretexto de libertad de creación artística, veamos:

1. La mal llamada “creación artística” del modisto Ricardo Oyarzún atenta contra derechos fundamentales, a saber: El respeto constitucional a la creencias de las personas, esto es, la libertad religiosa consagrada en el artículo 19 N° 6 de la Carta Fundamental, la honra de la Virgen María, Madre de Jesucristo, Al respeto de la cultura chilena, marcada por su devoción mariana desde los comienzos de nuestra historia y a millones de Católicos y cristianos de otras religiones que rechazan la representación de Santa María en un contexto erotizado, burdo e irrespetuoso con lo Sagrado.

2. Muchas personas, erradamente, adhieren a las falacias liberales movidos por sus lugares comunes como la libertad, no discriminación, igualdad, so-pretexto de realizar lo que se quiere con independencia de la licitud o ilicitud de los medios. Algunos de ellos argumentan erradamente que los que nos oponemos a este desfile somos retrogradas por no adecuarnos al cambio de los tiempos (falacia ad novitatem) y ser cerrados ante la realidad contingente (argumento ad baculum y conclusión desmesurada) negándonos a aceptar la “libertad” de los demás y su “libertad de expresión y de creación artística”. Ante esto podemos señalar que la verdad es independiente de quien la formula y que no porque algo esté de moda, o sea lo más nuevo, o lo que se usa es bueno o conveniente para el bien particular y del todo. En el desfile de la referencia, existe una afrenta gratuita hacia las creencias religiosas de Católicos y personas de otros credos cristianos y es la siguiente: Santa María, madre de Dios, no puede ser objeto de pasiones ni de deseos de naturaleza concupiscible, y lamentablemente así se la representó el pasado jueves 15 de enero de 2009. Santa María es ejemplo de vida para la Iglesia y cristianos por poseer todas las virtudes cardinales y teologales. La representación insensata del modisto Oyarzún es derechamente una blasfemia para la Iglesia, por lo que constituye una agresión gratuita e injusta desde el punto de vista moral y legal (vulneración de la garantía fundamental de libertad religiosa, ya que se atenta contra creencias religiosas de gran parte de los chilenos).

3. El desfile es ilícito in causa desde el punto de vista moral por razón de su objeto moral o fin intrínseco: mostrar representaciones de la Virgen María en un contexto erotizado, de forma burda y contraria a la creencia religiosa que ha enseñado la tradición. Advertimos que no es condición necesaria ser Católico para darse cuenta de la injusticia que cometió la séptima sala de la Corte de Apelaciones de Santiago al permitir la ejecución del desfile de “Vírgenes”, sino que la inferencia se reduce a la sola constatación de hechos y comprender el fin intrínseco del acto, con independencia del fin extrínseco (intención del autor). Las circunstancias (todo lo que rodea al acto incluyendo sus efectos) del evento también lo hacen cuestionable, verbigracia, forma no adecuada de divertirse incurriendo en los vicios de la eutrapelia y vana-alegria.

4. Sobre esta base, a ciencia cierta, se degenera el sentido del auténtico arte (que debe perfeccionar nuestro el intelecto y la voluntad: debe ser la ciencia de lo bello y no del vicio e injuria) y el respeto hacia lo divino, aunque no todos tengan ese credo religioso. El respeto de los derechos naturales, dentro de los cuales está la libertad religiosa de todos los ciudadanos, es lo propio del Estado de Derecho, recordemos que en Chile todos son iguales ante la ley (moros y cristianos) y no existen personas ni grupos privilegiados. No puede permitirse “libertades” para atentar contra creencias religiosas de personas, por las cuales darían y dedicarían su vida.

5. Con miras al bien del todo, debemos erradicar el relativismo, subjetivismo, ignorancia vencible movida por el deseo de no verse obligado por la norma y el relajo de las costumbres que encuentra en el positivismo un aliado que, cada vez más, reconoce, ampara e incluso promueve el ajuste de la ley a las demandas subjetivas.

6. Que algunas personas estén de acuerdo con este desfile no es causa eficiente ni condición suficiente de corrección lógica, sino que simplemente constata un hecho (algunos lo quieren), pero no demuestra bondad ni conveniencia. De una mera descripción no se sigue una prescripción. De modo tal, que no se deben confundir deseos con derechos. No porque alguien «quiera» realizar un acto injusto se sigue lógicamente que tiene derecho para hacerlo (non sequitur). Si el derecho es un bien es incompatible con la injusticia: no existe derecho para actuar contra la moral, ya que el derecho es parte de la ética que regula las relaciones en comunidad sobre la base de la virtud de la justicia, luego, no puede existir contradicción entre derecho y ética (ciencia que estudia la moral: medida de la máxima perfección de los actos libres del hombre en cuanto lo acercan o alejan de su fin último. El arte inmoral no es arte y no existe derecho para producirlo, pero si libertad en sentido amplio, ya que por libertad puedo robar, matar, violar y otros males morales, pero de ello no se sigue que exista “derecho” para hacerlo. No confundir deseos con derechos, ni libertad en sentido amplio con derecho).

7. La libertad religiosa es un derecho natural común a todos los hombres y desconocerlo permitiendo agresiones, ridiculizaciones y afrentas contra las creencias religiosas, so pretexto de libertad artística, es desconocer la dignidad humana que por su constitución ontológica está ordenado a Dios, es autorizar positivamente la injusticia.




Nota: El autor de este artículo es Profesor de Derecho y Ética en DuocUC.

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La Virgen María, auténtico modelo de humanidad
Comunicado al pueblo católico y personas de buena voluntad

1. El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile se refiere a una anunciada exhibición que, según consideramos, bajo una discutible apariencia de expresión artística y apelando a una ambigua comprensión de la libertad de expresión, falta el respeto a la veneración que millones de chilenos profesan a la Virgen María. Esto atenta contra un derecho humano elemental, como es el respeto a la religión, en el marco de un Estado de derecho.

2. En nuestra Patria, desde los orígenes del anuncio del Evangelio y hasta nuestros días, la figura de la Virgen María ha sido un modelo ejemplar para quienes profesan su fe como discípulos de Jesucristo. Las multitudinarias peregrinaciones a los diversos santuarios marianos, las devociones como el rezo del rosario y el mes de María son sólo una muestra del cariño filial y la ternura con que los chilenos viven íntimamente su relación con la Virgen María, en quien contemplan un modelo de humanidad y a una verdadera madre, a la que acuden con fe profunda para pedir su intercesión, particularmente en momentos de aflicción.

3. Por eso miramos con especial dolor y deploramos aquellos actos que buscan rebajar las manifestaciones de amor sincero a la Virgen María, que terminan revirtiendo contra la misma dignidad de la mujer al presentarla como objeto de consumo. Por el contrario, creemos que la vida nueva que Cristo ofrece es una invitación al ser humano a desarrollar en plenitud su existencia. Vida que “incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y de aprender; el gozo de servir a quien nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio, y todas las cosas que el Padre nos regala como signos de su amor sincero” (Documento de Aparecida, 356).

4. A María, que es modelo perfecto de humanidad, renovamos nuestro firme compromiso de amarla e imitarla como fieles discípulos misioneros de su Hijo, el único Señor redentor de la humanidad, acogiendo su invitación de hacer todo lo que Jesús nos diga. Y Jesús nos pide hablar francamente y sin temores, en toda circunstancia en que la dignidad de la persona humana y los valores religiosos sean atropellados: “Si alguno está de mi parte ante los hombres, también yo estaré de su parte en presencia de mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, yo también lo negaré en presencia de mi Padre que está en los cielos” (Mt. 10, 32-33). No seremos los creyentes quienes avergonzaremos al Señor y a su madre bendita con nuestro silencio.

EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE

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