Muchas familias y personas de la Cota Mil (cuicos) reaccionaron con furia y desatada ira contra la columna del padre Felipe Berrios publicada el sábado 3 de enero en El Mercurio, y reaccionaron así, porque no muy seguido se les habla con tanta franqueza a estos momificados personajes, que entre los azulejos, el mármol, y el pasto siempre verde y frondoso de sus patios, se olvidan que existe un Chile que contrasta radicalmente con esa realidad. Acostumbran a defender su estilo de vida bajo los indulgentes beneficios que se mostrarán a futuro con la seriedad y disciplina en el estudio, pero ojo, por mientras, los más pobres deben esperar…esperar que dichos personajes bajen de ese monte de entelequias y eufemismos que termina, bajo la sutil apariencia de un altruismo “stand by”, postergar el progreso material y espiritual del que tanto hablan, progreso que por el momento nos instala a nivel mundial como una de los países con la peor distribución del ingreso, y la brecha sigue creciendo….stand by.
En lo personal, no tengo absolutamente nada en contra de la gente con plata, pero si tengo todo contra los “cuicos”, y no por que crea en la lucha de clases o por que le encuentre razón justo en “eso” a Marx, no, porque felizmente en la Universidad aprendí que hay causas sociales y luchas que son nuestras, pero que los “rotos” han sabido administrar con pasión e inteligencia, no por que tengan más o menos vocación que los universitarios de la “cota mil”, si no solo por que se han negado a ser burgueses, aún cuando muchos de ellos lo sean, y aún cuando muchos de ellos salen de la Universidad y se dedican a ganar plata, lo que nos debe motivar siempre a nosotros es vivir siendo personas consecuentes con la realidad del prójimo, por que es fácil ser consecuente en la de “uno”, ser personas rectas e intachables para el resto, y vivir pensando que con eso basta y sobra.
Este año será especial para las Universidades, se discutirán diferentes iniciativas de ley que comprometerán la estructura orgánica de éstas y la forma de cómo administran sus procesos. Todos los dirigentes de izquierda en las Universidades del CONFECH tienen clara su opinión, y por supuesto, ésta apunta hacia agudizar la distancia entre las Universidades de la “Cota Mil” y las Universidades Tradicionales. Como siempre, tenemos dos caminos: contemplar desde el estudio serio y disciplinado como se divide aún más nuestro país, o defender con ideas y propuestas nuestras visión de la sociedad desde la trinchera misma, en donde el olor a napalm por las mañanas se entremezcla con el sabor de un buen caldillo de congrio (¿o no don Gonzalo?)… un sabor y un olor con ganas de vencer, allí, donde las papas queman.
Como siempre, jóvenes chilenos, compañeros (que hermosa palabra nos enajenaron los “rotos”), mi invitación podrá resultar hostigante o majadera, pero es una invitación hacia un camino de lucha y amor. Lucha por lo amas, y ama por lo que luchas.
Nota: El autor es Licenciado Ciencias Políticas y Administración de la Universidad de Concepción.