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Tomando partido por el republicanismo boliviano

En los últimos meses hemos sido testigos de importantes batallas que se libran en Bolivia entre quienes se empeñan por salvaguardar lo que queda del republicanismo español y occidental, por una parte, y el asalto de un movimiento totalitario que en el presente tiene su epicentro en Venezuela, por otra. Unos años antes se libraron batallas parecidas en este otro país, que por décadas fue baluarte de tradición republicana, pero que, por razones que no toca ahora analizar, sucumbió al ataque de los fanáticos totalitarios.

Resulta angustioso ver cómo los jefes de Estado de diversos países de la región se reunieron recientemente para apoyar a Evo Morales, y por tanto a Hugo Chávez, en sus designios totalitarios. Nadie habla de apoyar a los bolivianos preocupados por la amenaza de perder la república.

El reciente referéndum celebrado en Bolivia es la excusa implícita que se da para sostener que es justo apoyar al gobierno central. Frente a esto existen dos objeciones obvias. Una, que los movimientos totalitarios, una vez que obtienen el poder no raramente por medios electorales, intentan legitimar la violación del Derecho por vía referendaria. Así lo hizo Hitler, y así lo ha hecho Hugo Chávez. La segunda, que no rara vez esos plebiscitos son sucios en todo sentido: tanto porque no se respeta equilibrio alguno en las campañas y procesos de votación, como porque con frecuencia se usa el fraude. Esto segundo fue el caso de Venezuela en el año 2004, como probó el informe de Tulio Álvarez, y probablemente también fue el caso de Bolivia el mes pasado. Sobre éste, recuérdense los análisis de Jorge Kafka, importante analista político boliviano, publicados el 20 de agosto en “El Universal Digital” (“Venezuela utiliza a Bolivia como puente para el socialismo”), quizá el único importante periódico de Venezuela que aún conserva cierta libertad: “Aunque es difícil precisar la intervención del Gobierno venezolano en materia electoral del referendo revocatorio que se llevará a cabo mañana, lo que sí se puede constatar, según [Jorge] Kafka, es que el servicio de carnetización del documento de identidad se está llevando a cabo con unas máquinas otorgadas por Venezuela. El proceso se ha caracterizado por irregularidades que han mostrado duplicación o clonación del documento, dice, lo cual puede tener un impacto significativo en las elecciones debido a que ha inflado el padrón electoral de los votantes. En consideración del politólogo, el revocatorio carece de confianza por todas las irregularidades del proceso: el padrón electoral ha crecido sustancialmente en relación con 2005 (de 3.670.995 a 4.047.683 de votantes). Asimismo, explica que el planteamiento de las preguntas y el carácter inequitativo del referendo favorecen al presidente Morales en detrimento de los ocho prefectos (gobernadores)”. Me parece que nada de raro tiene que los resultados oficiales del referéndum venezolano de 2004 y el referéndum presidencial de Bolivia del mes pasado fueran sospechosamente similares.

El objetivo actual del gobierno de Evo Morales es debilitar la oposición para poder imponer el referéndum que proponga su proyecto de Constitución, aunque dicha consulta popular viole el Derecho. Tal objetivo es inaceptable para un verdadero republicano en el sentido de Cicerón, y los republicanos de Hispanoamérica deberían ocuparse en obstruirlo en la medida de sus posibilidades. Pero no abundan hoy en día los gobiernos verdaderamente republicanos en nuestra civilización. Por ello, los países de UNASUR han hecho algo muy distinto, han apoyado casi expresamente los ataques de Evo Morales al Prefecto de Pando.

Sobre la situación actual del Prefecto es preciso observar que nada de extraño tendría que la masacre de los campesinos que dio origen a su arresto hubiera sido provocada por los mismos seguidores de Morales. No es táctica inusual en los movimientos totalitarios. Los nazis planearon usarla en Polonia, por ejemplo. Pero no nos pronunciemos sobre este punto, sino veamos lo que de hecho ha ocurrido:

Evo Morales, como el tirano descrito en el libro IX de la República de Platón, ha tratado de convertir el conflicto interno en un conflicto internacional. Así, expulsó al Embajador de los Estados Unidos, mientras sus militares daban declaraciones repudiando la intervención de Venezuela. Sobre estas dos jugadas “El Universal” del 21 de septiembre nos trae los comentarios de otro importante analista boliviano (“Bolivia se da tregua en la crisis estatal”): “el analista explica que aunque el proceso social en Bolivia es difícil de predecir, es excesivo señalar (como lo ha hecho el Gobierno) que existe una conspiración norteamericana para derrocar a Morales, y en ese sentido recalca que la expulsión del embajador de Estados Unidos en Bolivia, Philip Goldberg, fue más una acción de política interna que externa. Molina reiteró que un golpe de Estado en las circunstancias actuales es poco probable, aunque no descarta a corto plazo hechos de violencia esporádica como lo sucedido en el departamento de Pando y por ende más deterioro institucional que socave la democracia.

Fuerza Armada alza la voz.

Las declaraciones del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia, Luis Trigo, en contra de la intromisión del presidente Hugo Chávez en territorio altiplánico generó alerta nacional e internacional. Sin embargo, Molina considera que tiene que ver más con la intención de tranquilizar internamente a la institución castrense que con mostrar una posición ideológica y política del comandante”.

Por otra parte, el gobierno de Morales ha tratado de demonizar a la oposición, como otra vez en “El Universal” de 21 de septiembre nos relata el análisis de Jorge Kafka (“Aristas de un conflicto político y social en el Altiplano”): “los cargos imputados contra Fernández ‘muestran que el gobierno (de Evo Morales) todavía tiene una lucha simbólica por el poder y utiliza la imagen del prefecto para hacer una demostración de fuerza y de amedrentamiento de la ciudadanía’. Asimismo, el politólogo revela que el manejo mediático que está impulsando el Gobierno es tan fuerte que intenta ‘crear una imagen negativa de la actuación del prefecto en el marco de estos conflictos e indirectamente involucra al resto de los opositores regionales en unas condiciones poco propicias para realizar un diálogo nacional’. Kafka recuerda que un escenario de confrontación política como el vivido en Bolivia se traduce en debilidad de la institucionalidad del Estado para la aplicación de la ley, en el cual prevalecen los spots televisivos, y el discurso gubernamental que intenta inculpar a la oposición de Pando de los hechos violentos que terminaron con saldo fatal la semana pasada”.

En este contexto, la ofensiva jurídica contra el Prefecto de Pando, Leopoldo Fernández ha llevado a la Fiscalía a acusarlo de “genocidio” (sic: “El Universal”, 20 de septiembre de 2008, “Morales negocia autonomía en proyecto constitucional”); y al gobierno a obtener su arresto por medio de un juez incompetente para ello, a desacatar una sentencia de la Corte Suprema de Justicia que mandaba trasladar al Prefecto a Sucre para ser juzgado por la propia Corte en aplicación de la legalidad boliviana, a desautorizar a la misma Corte Suprema calificándola de sede de “triquiñuelas jurídicas”, a nombrar un nuevo Prefecto para Pando (un militar) contra los resultados del referéndum del mes de agosto, a desacatar la decisión del propio juez que antes había ordenado el arresto y que ahora acató a la Corte Suprema de Justicia, y a mantener el estado de sitio en Pando, a pesar de que ya no hay agitación política (cfr. “El Universal” de 20 de septiembre de 2008, “Resuelven traslado de prefecto de Pando por orden de la Corte Suprema boliviana”; y, también, “El Mercurio” de la misma fecha, “Morales propone autonomía si se realiza el referéndum constitucional”).

El lector puede juzgar sobre la gravedad de los ataques que están teniendo lugar en Bolivia contra la constitución republicana del Estado. Yo, por mi parte, añado que en Bolivia se está desplegando un movimiento totalitario que amenaza a toda nuestra región. Ojalá hubiera personas lúcidas y con voluntad para enfrentar la amenaza.