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PSOE y el congreso de la cristofobía

Impotente ante la crisis económica el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha lanzado contra los cristianos, aprovechando el hecho de un país en el que tres cuartas partes de los ciudadanos se confiesan cristianos pero con un grado alto de tibieza. En definitiva, de los 35 millones de creyentes, sólo 11 acuden a misa los domingos, a lo que hay que sumar el divorcio existente entre práctica religiosa y formación catequética, fenómeno que algunos teólogos han descrito como “religión a la carta”.

Éstas son las claves de la estrategia de Rodríguez Zapatero para el trigésimo séptimo Congreso del PSOE. No ha faltado ningún rasgo de anticlericalismo, más bien cristofobia, en su discurso iniciático: se ha enorgullecido de sus logros sociales en la anterior legislatura: Homomonio, divorcio express -probablemente la ley más demoledora de la anterior legislatura-, destrucción de embriones humanos utilizados como cobayas, manipulación de las mentes infantiles a través de Educación para la Ciudadanía, y con la marginación del varón a través de las leyes de igualdad y de violencia de género…
Ya quedaba poco por inventar en esta cruzada cristófoba, así que el PSOE se ha apuntado a la eutanasia, vendida como sedación paulatina -quizás para distinguirla de la sedación acelerada del doctor Luis Montes. Además, se opta por una ley de plazos para el aborto, aunque en este caso hay trampa. De hecho, en España ya existe el aborto libre, dado que se puede abortar en las 12 primeras semanas en caso de violación, en las 22 semanas para casos de malformación y en cualquier momento, incluido el noveno mes, si existe peligro para la salud física o psíquica de la madre, que es la vía por la que se justifica más del 98% de los infanticidios.

No, el lobby feminista que controla el partido y al que utiliza Rodríguez Zapatero para mantenerse en el poder no quiere cambiar una ley de supuestos por otra de plazos, pues sabe que los 107.000 abortos perpetrados en 2007 en España la han convertido en paraíso mundial del aborto. No, lo que quiere no es sustituir sino sumar una ley de plazos a la actual ley de supuestos.

Pero hay otro signo de la deriva totalitaria del Zapatismo, que se ha escenificado en el Congreso. La imagen del lobby feminista y anticlerical del PSOE, Teresa Fernández de la Vega, se ha lanzado a la yugular de la independencia judicial, poniendo en tela de juicio la decisión de la Audiencia de Barcelona, quien ha avalado la decisión de la juez que lleva el caso del tristemente famoso doctor Morín para que declaren las mujeres que han abortado. De la Vega promete que, para proteger la intimidad de las mujeres que han abortado, aprobarán un decreto que les mantendrá a salvo de lo que su compañero Álvaro Cuesta calificó como “investigaciones inquisitoriales”. En definitiva, se dispone a vulnerar el espíritu de los fallos judiciales, además de amenazar a los jueces que se atrevan en el futuro a llevar a los tribunales a los médicos aborteros.

El segundo ataque a la independencia judicial y a la división de poderes de un Estado de Derecho, llegaba horas antes. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ordenaba a la Generalitat catalana cumplir la ley y ofrecer una tercera hora en castellano a los escolares y la Generalitat se negaba a cumplir -en primer lugar- y luego reinterpretaba el fallo judicial. Pues bien, Rodríguez Zapatero colaboraba en la rebelión contra los tribunales atacando al PP que quería monopolizar “la lengua de todos”. Si a estos ataques se unen la presunción de que los tribunales fallarán a favor del Gobierno en el caso Ibarretxe -presunción denunciada por el PNV- por no hablar de la utilización del Tribunal Constitucional, con la filosocialista María Emilia Casas al frente.

No es exagerado decir que Rodríguez Zapatero camina hacia la dictadura, con su control de los medios informativos y violentando la independencia del poder judicial, que se ha puesto al servicio de la oligocracia, que ha exonerado a Emilio Botín del mayor fraude fiscal de la democracia española -las cesiones de crédito- o que ha exonerado a Alberto Cortina y Alberto Alcocer, ambos muy progresistas, de una sentencia del Tribunal Supremo por estafa.

En el Congreso no se ha ofrecido ni una sola receta para salir de la crisis económica pero se ha convertido a la ultrafeminista Leyre Pajín como ícono de lo que los socialistas llaman “el gran cambio ideológico para el siglo XXI”.

Dicho cambio consiste en retirar los crucifijos de los ministerios y en suprimir los funerales de Estado, pero es sobre todo, y ante la falta de ideas en economía, globalización o política exterior, la realización del único mandamiento progresista: “Abajo los curas y arriba las faldas”.

En la lucha contra la Iglesia, siguiendo los pasos de la izquierda durante la II República, el PSOE pretende terminar con la educación religiosa. Por el momento, Zapatero no anima a quemar iglesias como hicieron sus antecesores en los años treinta pero está creando un ambiente -esta vez sí, social-en la que cualquier ataque a la Iglesia, a su apimono o a los principios cristianos, será silenciado o justificado. No es casual que, aunque se mantengan en secreto, se estén disparando las profanaciones de sagrarios, iglesias y monumentos.

Mientras, el PP calla.